Raúl Madrigal
El cambio climático ya no se puede detener, sólo podemos suavizar sus efectos.
Una forma de hacerlo es restaurar los bosques, por eso acudimos en días pasados a una zona boscosa de Huixquilucan, Estado de México, a un lugar protegido, donde los árboles tienen asegurado su aporte de agua.
Plantamos algunos árboles, especies nativas del lugar; ahora solo resta esperar que los pobladores los respeten y permitan su crecimiento.
Afortunadamente conocimos a algunos campesinos del lugar comprometidos con su entorno y dispuestos a luchar contra otros que han decidido vender sus tierras para que se construya un complejo “ecológico, de lujo”. Para que esto se logre, están planeando talar más de diez mil árboles, desviar los cauces de agua y desalojar a los pobladores.
Plantamos árboles, pero sembramos amistad, solidaridad, convivencia, compromiso. Una bonita experiencia.
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