Vida en la nieve

 Ana María Román Díaz

Palabras clave: vida, nieve, animales, invierno, agua

La vida se abre camino, hay indicios de vida en los lugares más increíbles.

El 26 de abril de 1986 estalló la planta nuclear de Chernóbil, los animales que sobrevivieron incluso fueron sacrificados porque representaban un peligro. Por ejemplo, si un perro o un gato tomaban agua o consumían alimentos contaminados, luego lo desechaban en cualquier parte y eso acarreaba contaminación a diferentes lugares. En el caso de una vaca, los humanos ya no podían consumir su leche y sus derivados.

Sí, hay vida en Chernóbil, aunque en condiciones diferentes a las que había antes del accidente. La zona de exclusión se ha convertido en un santuario natural para diversas especies, incluyendo lobos, osos y aves. Aunque la radiación sigue siendo un problema, algunos animales se han adaptado y la biodiversidad ha regresado.

Hay vida en el desierto, a menudo se asocia con un paisaje árido y vacío. Muchos organismos han desarrollado adaptaciones especiales para sobrevivir en estos ambientes, como plantas que almacenan agua y animales que pueden tolerar altas temperaturas y periodos prolongados sin beber.

En el fondo marino, incluso en las zonas más profundas donde la luz solar no llega, en el fondo de una caverna… ¿en la nieve?

Los aún extensos mantos nevados de las regiones frías del planeta esconden un mundo en perfecto equilibrio. Este ecosistema aloja especies animales y vegetales que sobreviven durante el invierno: es el ‘subnivium’.

El subnivium es el nombre que recibe el espacio que se encuentra entre la capa de nieve y el suelo, un ecosistema oculto donde la vida continúa bajo la nieve. Este microclima, protegido del frío extremo por la nieve, permite que animales y plantas sobrevivan y se reproduzcan durante el invierno.

Aunque la vida parece detenerse, está lejos de ser verdad, animales y plantas continúan con la vida bajo la nieve.

Las estampas nevadas son una característica estacional de numerosas regiones del mundo, pero el cambio climático está cambiando las reglas del juego. En los últimos años, se ha reducido progresivamente la profundidad, la duración y la extensión del manto nivoso, un conjunto de estratos de nieve capaz de albergar vida no solo en la superficie. Entre el mullido manto y el suelo, se esconde un refugio transitorio para la fauna y la flora: el subnivium.

A nosotros nos cuesta salir de la cama en una mañana fría, es nuestro cálido refugio. Lo mismo les ocurre a algunas especies animales que habitan las zonas boscosas y que cava madrigueras en la nieve para refugiarse durante las noches frías. Las marmotas siguen el mismo modus operandi: crean madrigueras rocosas y las aíslan con follaje y nieve ligeramente compactada, la cual ejerce un efecto aislante que les permite hibernar hasta cinco meses. Más al fondo de la superficie, la ardilla de tierra ártica cava agujeros de hasta un metro de profundidad bajo la nieve, y sobrevive durante ocho meses reduciendo su metabolismo y temperatura corporal a –2,7 grados centígrados, todo ello sin que se dañen sus órganos vitales ni se congelen sus fluidos corporales.

Las raíces de numerosas plantas aprovechan también las condiciones bajo la superficie de la nieve, gracias a que el suelo está más aislado, las plantas se descomponen con facilidad y se liberan numerosos nutrientes, pero, esto no sería posible de no ser por las especies arbustivas que habitan en la superficie. Algunas crecen lentamente en áreas sombrías de los bosques durante la primavera, formando una capa de hojas grisáceas que recorre la superficie del suelo. Al llegar el invierno, bloquea el viento, retiene la nieve y previene las heladas, permitiendo que el subnivium brille en su máximo esplendor. En perfecta simbiosis le deben a la camarina negra, un arbusto denso que florece en junio y cubre el campo durante el invierno.

Animales como las marmotas se resguardan bajo la nieve durante el invierno, y arbustos como la azalea alpina facilitan su supervivencia.

Bajo la nieve ofrece existe un ecosistema con condiciones idóneas para la supervivencia de una gran diversidad de especies, gracias al perfecto equilibrio de temperatura y humedad. Cuando la nieve es gruesa, la temperatura bajo el manto se mantiene a aproximadamente cero grados. Parecería una cifra muy baja, pero en la superficie del subnivium puede haber temperaturas bajo cero con un aire gélido en pleno invierno que imposibilitarían la supervivencia de la fauna y de la flora mencionada.

La adaptación a estas temperaturas extremas requiere un complejo proceso de adaptación, los animales de sangre fría entran en un estado de inactividad al llegar los primeros días de invierno: se refugian y duermen hasta que sienten el cálido abrazo de la primavera. Por el contrario, los mamíferos y aves aprovechan su evolucionado sistema regulador de temperatura interna para construir nidos y madrigueras, y túneles para salir a cazar. El mundo vegetal, resiste gracias a los arbustos que sobreviven a ras de suelo creando esa firme almohadilla que soporta las nevadas y combate las heladas ventiscas.

Pero la vida bajo la nieve corre peligro a causa del cambio climático, la contaminación y la sobreexplotación de los recursos naturales. Si bien el subnivium se renueva de forma natural, pues con la llegada del calor el ecosistema creado bajo la nieve se adapta a un nuevo clima. Los inviernos son cada vez más cortos, las prácticas de gestión forestal tradicionales se caracterizan por ser muy invasivas y las actividades recreativas de los humanos a menudo alteran el equilibrio de la naturaleza, empeora la compactación de la nieve y mina la estabilidad térmica bajo el manto.

Es muy atractivo visitar las zonas nevadas, pero hay que ser muy cuidadosos cuando las visitemos. Como en cualquier entorno natural, no abandonemos nuestros residuos. Todo lo que llevemos a estos entornos tiene que volver con nosotros. Además, procuremos no salir de los senderos y caminos, y cuando se disfrute de la nieve con trineos o esquiando siempre hacerlo en las zonas especialmente habilitadas para ello. Proteger la nieve es proteger la vida.

Muchos animales viven en la nieve, como osos polares, pingüinos, renos, zorros árticos, liebres árticas, morsas, bueyes almizcleros, lobos árticos, caribúes, conejo ártico, Husky ártico, Sello, Ballena asesina, Beluga.

Otros animales que viven en la nieve: Caribú, Lobo ártico, Conejo ártico, Husky ártico, Sello, Ballena asesina, Beluga.

Algunos animales que se adaptan a los bosques de coníferas son: Castores, Puercoespines, Ardillas, Alces, Marmotas, Venados, Linces, Osos negros, Conejos, Lobos.

Referencias
https://www.naturalizaeducacion.org/blog/subnivium-vida-bajo-la-nieve

Jonathan N. Pauli, Benjamín Zuckerberg, Juan P. Whiteman, Warren Porter. El subnivio: un refugio estacional en deterioro. Fronteras en Ecología y Medio Ambiente. Volumen 11, Número 5pág. 260-267. https://doi.org/10.1890/120222

Christopher P Ziadeh, Shayleigh B Ziadeh, Breanne H Aflague, Mark A Townley, Matthew P Ayres, Alexandra R Contosta, Jeff R Garnas, Comunidades distintivas bajo la nieve: descripción de las características de las comunidades de artrópodos subnivio, Entomología ambiental , Volumen 53, Número 3, junio de 2024, páginas 383–397, https://doi.org/10.1093/ee/nvae017

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