El Enfermo

Edduardo D. Infante F.

Con lagartijera habilidad aquel hombre trepó el muro, reptando para no ser descubierto, después bajó moviéndose en la sombra.

    Un paso suave y después otro, el silencio es su aliado y compañero, la cercana casa dibuja su contorno contra el cielo; el camino es tortuoso y traicionero.

    Son solo 7 metros se dice aquel ser de enigmática mirada, son 7 metros de un césped cortado en la mañana, antes de salir de entre los árboles evalúa los riesgos en caso de ser atrapado. ¿Cómo cruzar y llegar hasta la casa?. Corriendo o deslizándose.

    Unos minutos y habrá amanecido, “si me atrapan todo será en vano”, piensa mientras la luz del día amenaza con ser más brillante a cada momento.

    La situaciòn amerita aceptar el riesgo, con un paso veloz llega hasta la casa, desliza las manos sobre la pared y encuentra la piedra salida y piensa “la puerta está 2 metros a la derecha” camina lentamente pero con decisiòn hasta quedar frente a la puerta y la empuja suavemente,(sabe que rechina un poco) està cerrada, la alerta se enciende en su cerebro,-Pero debería estar abierta- se dice susurrando. Calma, ordena a su cuerpo, deja de temblar y piensa.

    La ventana de la sala no tiene seguro, recuerda y se dirige a ella; un pequeño salto, un ligero pock al chocar su pie contra la pared y listo, alcanzó la ventana que como lo esperaba está abierta.

    Con no poco esfuerzo se introduce en la casa, la oscuridad es casi total, solo un tímido rayo de luna le permite ver el contorno de algunos muebles. El hombre se mueve lento, no desea chocar con algún mueble y hacer ruido.

    Inicia el ascenso de la escalera con temor, sabe que un escalón rechina, pero no recuerda cual, dos escalones en cada paso y pronto está en el piso superior. De la primera puerta a la derecha salen los sonidos discordantes del roncar de dos personas, pasa por delante de ella y escucha algo que parecen voces salir de la puerta entre abierta, su corazón se detiene, su cuerpo queda inmovil, su oido atento, esperando escuchar algo más, no escucha nada.

    Los primeros rayos de sol entran por un resquicio de la ventana del fondo del pasillo, el hombre se alerta y se mueve, debe ser rápido pero silencioso, entra a segunda puerta a la izquierda, se cambia de prisa, necesita usar la ropa adecuada, en el pasillo escucha ruido. Con decisión abre la puerta y sale frotándose los ojos.

    Una mujer lo mira y se sorprende, está a punto de gritar y se contiene. 

          - ¿Qué haces parado tan temprano?- pregunta con voz suave y susurrante.

          A lo que él responde quejumbroso: -No he podido dormir mamá, estoy enfermo-.

Fin.


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