Raúl Escalona Magallanes
Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia
Universidad Nacional Autónoma de México
Palabras clave: Obituario
Como ustedes saben soy de una familia de veterinarios y antes de entrar a la carrera mi hermana Lupita ya estaba estudiando veterinaria, regresaba de la escuela y hablaba de uno de sus maestros: el Dr. Santiago Aja. Decía que le encantaban las clases que impartía y que era muy buena persona. Cuando entré a la escuela nos asignaban el semestre y el grupo al que pertenecíamos yo esperaba que me tocara con él después de escuchar tantas cosas buenas, pero por mala suerte no fue así. Claro que la maestra que me tocó igualmente fue muy buena y se hizo muy amiga también de la familia. En fin que durante ese curso me topaba con mi hermana en el pasillo y ahí fue donde lo conocí, me presentó con él y ahí quedó todo.
Durante toda la carrera me lo encontraba varias veces al semestre y me saludaba muy cordialmente, de repente me preguntaba que cómo iba en la escuela y que cómo estaba mi familia. Terminé la carrera y me recibí haciendo un examen tanto teórico como práctico y creo que cuando bajaba al examen me vio y se esperó hasta que terminara el mismo. Fue cuando se presentó y me regaló un hueso peneano de perro en un llavero que él mismo había hecho en reconocimiento de haber aprobado. Y ahí comenzó nuestra amistad.
Durante el tiempo que estuve de maestro me lo topaba mucho en los pasillos de la facultad y ese era muy buen momento para platicar. Me empezó a contar que desde muy joven él conocía a la familia ya que su mamá jugaba póker con mi abuelo, decía que mi abuelo le regalaba un peso para comprar algo cuando lo veía y que se acordaba mucho de esos momentos, vivían cerca de casa de la familia y se veía mucho con ellos.
Le gustaba el béisbol como a mi familia y ahí era un punto donde platicábamos, pero hablábamos de ciertos jugadores, no recuerdo cuál era su equipo preferido pero eran muy entretenidas sus pláticas, que por cierto también estaba en el equipo de softbol de la facultad. Durante los juegos jamás lo vi regañar a alguien o mencionar una mala cosa, siempre nos enseñaba sobre las jugadas o lo que deberíamos hacer, éramos unos chamacos que nos gustaba la fiesta y muy impulsivos, la mayoría eran sonorenses y ya se imaginarán al final del juego (y a veces durante el juego) las cervezas pero él ahí con nosotros, con una voz muy tranquila y pausada dándonos instrucciones.
Después por azares del destino me tocó dar un curso de "maestro enseña maestro" al cual se inscribió y estuvo recibiéndolo como el mejor alumno. En una de las pláticas que tuvimos después del horario del curso, en el que nos quedábamos platicando mucho tiempo, me comentó que era tan extraño haber tomado clases con mi abuelo y después conmigo. Me sentí tan orgulloso desde ese momento, que solo me quedó echarle más ganas a ese curso y a la clase que impartía.
Las últimas ocasiones que nos vimos fue en la biblioteca, él estaba estudiando, utilizando el internet de la escuela y yo llegaba a buscar información, pero creo que pasábamos más tiempo platicando de otras cosas que de la escuela o de los temas que impartíamos de clase.
Siempre con unas palabras de aliento, un chiste, aunque él con una cara muy sobria haciéndome reír y reflexionar. Así es como lo recuerdo y extraño.
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