Dra.
Angélica Ruiz Romero
Responsable
del Laboratorio de Enseñanza e Investigación.
Departamento
de Medicina y Zootecnia de Rumiantes
Facultad
de Medicina Veterinaria y Zootecnia.
Universidad
Nacional Autónoma de México
El
Dr. Roberto Arnulfo Cervantes Olivares nació el 24 de mayo de 1952
en el estado de Veracruz, hablar de él es hablar de un ser
extraordinario no solo en el ámbito académico sino también en el
ámbito personal, se podría hacer énfasis en toda su trayectoria
académica y recordarlo como el mejor micólogo veterinario, estudió
en la FMVZ-UNAM y realizó un Doctorado en Micología en la
Universidad de Glasgow, Escocia; fue miembro
titular de la Asociación Mexicana de Micología Médica, miembro
activo de la International Society for Human and Animal Mycology y
Académico Titular de la Academia Veterinaria Mexicana, con una
antigüedad de casi 40 años como profesor de tiempo completo en la
FMVZ-UNAM; podría escribir páginas enteras destacando sus
contribuciones a la micología veterinaria, pero prefiero hablar
sobre la calidad humana de mi tutor y padre académico.
Al
Dr. Roberto Cervantes o al Dr. “RACO” (conocido así por sus
iniciales) lo conocí en marzo del año 2006, yo acababa de obtener
mi título de licenciatura, necesitaba especializarme en “algo”,
ya que sabía “mucho” y al mismo tiempo sabía “nada”, jamás
voy a olvidar el día en el que mi directora de tesis de licenciatura
platicó conmigo sobre mis planes a futuro y me habló de las
especialidades que ofrece la FMVZ-UNAM, por mi cabeza pasó la idea
de convertirme en una gran patóloga veterinaria pero esa idea se
desvaneció cuando gracias a mi servicio social y tesis en el
Departamento de Patología, me di cuenta que no me llenaba al 100%,
ahí fue cuando me recordó que también existía la posibilidad de
hacer la especialización en Diagnóstico Bacteriológico y
Micológico, cuando cursé la materia de Bacteriología y Micología
Veterinaria en 3er semestre se convirtió en mi materia favorita que
por alguna u otra razón fui dejando de lado el especializarme en esa
rama. Mi directora de tesis me recomendó que no perdiera más tiempo
y fuera a hablar con el coordinador de la especialidad que no era
otro más que el Dr. Roberto Cervantes, ese mismo día fui a buscarlo
a su oficina, ya me habían dicho que era una persona muy accesible y
que me recibiría sin ningún problema y así fue, tuve la buena
suerte de encontrarlo ese mismo día, no podía creer que fuera fan
de “Star Wars” y que tuviera pegado un póster de Anakyn
Skywalker con la leyenda “The Doctor is in”, me emocioné mucho
cuando lo vi y sin dudarlo toqué a la puerta, escuché con su tono
característico “adelante” y no tenia idea de que en ese momento
la vida me acababa de premiar, entré a su oficina y recuerdo
perfectamente el caos que había en ella y sentado en una silla
bastante cómoda estaba el Doctor, me saludó muy amablemente y me
preguntó que se me ofrecía, muy tímidamente le respondí que
estaba pidiendo informes sobre la especialización en Bacteriología
y Micología, el Doctor me explicó detalladamente el plan de
estudios, el perfil de egreso y los requisitos de admisión, me dio
todo el tiempo del mundo para aclarar mis dudas y cuando me preguntó
mi promedio de licenciatura le dije orgullosamente “9.6” sonrió
y me respondió “que ñoña, no vas a tener ningún problema para
que te acepten”, el resto es historia, fui admitida y a partir del
primer día de clases el Doctor siempre estuvo al pendiente de las
“niñas especialistas”, el nos daba la parte teórica de la
asignatura de micología veterinaria, recuerdo sus clases sumamente
amenas y era mi favorita ya que representaban un respiro ante la gran
cantidad de estrés que puede generar el posgrado. Recuerdo que al
final del primer semestre el Doctor nos dijo que nos llevaría a la
facultad de Medicina para hacer el examen final de su materia, yo no
tenía idea del porque nos llevaría a esa facultad, para mi
sorpresa, ese día nos llevó a comer a Sushi-itto para celebrar que
habíamos terminado el semestre y que no necesitaba evaluarnos con un
examen ya que con el desempeño durante todo el curso era suficiente
para que el asentara la calificación. Durante el segundo semestre no
pude aguantar el estrés que representaba la especialización y en un
arranque de ira fui a su oficina para decirle que me daría de baja,
llegué a su oficina llorando desconsoladamente y tuvo la reacción
que jamás esperé que tuviera, en lugar de regañarme por hacerle
perder su tiempo, me dio una caja de kleenex (y así fue durante cada
crisis que tuve durante los próximos 14 años posteriores que estuve
trabajando a su lado), esperó a que me desahogara y me explicó el
porque no debía abandonar mis estudios, me quedé anonadada, ya que
me escuchó y me consoló como un padre, me entendió y aún casi sin
conocerme me dijo que me secara las lágrimas, me fuera a descansar y
que me vería el lunes temprano para continuar, me dijo que los
frutos de ese esfuerzo no los iba a ver a corto plazo sino a mediano
o a largo plazo, solo me pidió que confiara en él y que no me fuera
(cualquier otra persona me hubiera regañado por hacerlos perder el
tiempo y no me hubiera detenido), no me quedó de otra más que
hacerle caso y así lo hice, terminé mis estudios obteniendo la
medalla Alfonso Caso a la mejor especialidad de la generación 2007.
Una
vez concluidos los estudios de especialización, el Dr. Cervantes
habló con el entonces jefe del Departamento de Microbiología e
Inmunología para que me dieran horas de ayudante de profesor para
apoyar en el área de Diagnóstico Bacteriológico (a pesar de que el
Doctor era micólogo y yo elegí la bacteriología, siguió
apoyándome de mil y un maneras), poco después me ofrece realizar
una Maestría en Ciencias para aislar géneros bacterianos causantes
de Mastitis Caprina siendo el mi tutor principal y después realicé
el Doctorado continuando sobre la misma línea de investigación
sobre mastitis, fue un total de 14 años en el que el Doctor me
enseñó miles de cosas académicas pero sobre todo, me hizo parte de
su familia y se convirtió en una figura paterna para mi, fui
demasiado afortunada de tener el mejor papá biológico del mundo y
ahora tenía al mejor papá académico, fui testigo del apoyo que le
dio a sus alumnos y tesistas, ya fuera apoyo de tipo moral o apoyo
económico, lo único que pedía a cambio el Doctor era compromiso
para realizar las tareas encomendadas y las responsabilidades que hay
que asumir durante el posgrado.
RACO
me entrenó como ayudante de profesor para dar las clases prácticas
de la materia y varios años después me confío su grupo de
licenciatura para prepararme como Profesor de Asignatura hasta que
gané una plaza de tiempo completo en el Departamento de Medicina y
Zootecnia de Rumiantes y aun en distintos departamentos seguíamos
tan cercanos como siempre, realizando proyectos juntos y sacando
adelante el trabajo, durante tanto tiempo viví junto con él
problemas de salud y problemas académicos y el nunca me dejó sola,
le agradezco infinitamente la confianza que depositó en mi durante
varios años.
Llegué
a conocer bien al Doctor, el era una persona honesta, con grandes
valores y defensor de las causas justas, siempre apegado a la
legislación universitaria, lo admiré desde el día en que lo conocí
por la manera de tratar a las personas, el no se fijaba en el estatus
social o económico de las personas, a todas las trataba por igual,
siempre con gran respeto; siempre me sorprendía la sabiduría con la
que enfrentaba cualquier situación difícil, nunca se daba por
vencido y siempre encontraba la solución para cualquier tipo de
problema, me tocó ver infinidad de veces la nobleza que tenía,
apoyaba a muchas personas, alumnos, compañeros y amigos, se
preocupaba genuinamente por los problemas de los demás y siempre
tenía las palabras adecuadas para reconfortar a las personas.
Podría
seguir relatando miles de anécdotas que vivimos, siempre lo
recordaré entre tantas cosas por ser un gran aficionado de los
PUMAS, pero sobre todo por el gran ser humano que era, la medicina
veterinaria perdió no solo al mejor micólogo veterinario sino a un
gran ser humano que se preocupaba tanto por enseñar micología
veterinaria como a ver más allá de lo evidente.
Con
todo mi corazón, GRACIAS jefe.
Angie
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