Dr. Roberto Arnulfo Cervantes Olivares (1952 – 2020)


Dra. Angélica Ruiz Romero
Responsable del Laboratorio de Enseñanza e Investigación.
Departamento de Medicina y Zootecnia de Rumiantes
Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia.
Universidad Nacional Autónoma de México
El Dr. Roberto Arnulfo Cervantes Olivares nació el 24 de mayo de 1952 en el estado de Veracruz, hablar de él es hablar de un ser extraordinario no solo en el ámbito académico sino también en el ámbito personal, se podría hacer énfasis en toda su trayectoria académica y recordarlo como el mejor micólogo veterinario, estudió en la FMVZ-UNAM y realizó un Doctorado en Micología en la Universidad de Glasgow, Escocia; fue miembro titular de la Asociación Mexicana de Micología Médica, miembro activo de la International Society for Human and Animal Mycology y Académico Titular de la Academia Veterinaria Mexicana, con una antigüedad de casi 40 años como profesor de tiempo completo en la FMVZ-UNAM; podría escribir páginas enteras destacando sus contribuciones a la micología veterinaria, pero prefiero hablar sobre la calidad humana de mi tutor y padre académico.

Al Dr. Roberto Cervantes o al Dr. “RACO” (conocido así por sus iniciales) lo conocí en marzo del año 2006, yo acababa de obtener mi título de licenciatura, necesitaba especializarme en “algo”, ya que sabía “mucho” y al mismo tiempo sabía “nada”, jamás voy a olvidar el día en el que mi directora de tesis de licenciatura platicó conmigo sobre mis planes a futuro y me habló de las especialidades que ofrece la FMVZ-UNAM, por mi cabeza pasó la idea de convertirme en una gran patóloga veterinaria pero esa idea se desvaneció cuando gracias a mi servicio social y tesis en el Departamento de Patología, me di cuenta que no me llenaba al 100%, ahí fue cuando me recordó que también existía la posibilidad de hacer la especialización en Diagnóstico Bacteriológico y Micológico, cuando cursé la materia de Bacteriología y Micología Veterinaria en 3er semestre se convirtió en mi materia favorita que por alguna u otra razón fui dejando de lado el especializarme en esa rama. Mi directora de tesis me recomendó que no perdiera más tiempo y fuera a hablar con el coordinador de la especialidad que no era otro más que el Dr. Roberto Cervantes, ese mismo día fui a buscarlo a su oficina, ya me habían dicho que era una persona muy accesible y que me recibiría sin ningún problema y así fue, tuve la buena suerte de encontrarlo ese mismo día, no podía creer que fuera fan de “Star Wars” y que tuviera pegado un póster de Anakyn Skywalker con la leyenda “The Doctor is in”, me emocioné mucho cuando lo vi y sin dudarlo toqué a la puerta, escuché con su tono característico “adelante” y no tenia idea de que en ese momento la vida me acababa de premiar, entré a su oficina y recuerdo perfectamente el caos que había en ella y sentado en una silla bastante cómoda estaba el Doctor, me saludó muy amablemente y me preguntó que se me ofrecía, muy tímidamente le respondí que estaba pidiendo informes sobre la especialización en Bacteriología y Micología, el Doctor me explicó detalladamente el plan de estudios, el perfil de egreso y los requisitos de admisión, me dio todo el tiempo del mundo para aclarar mis dudas y cuando me preguntó mi promedio de licenciatura le dije orgullosamente “9.6” sonrió y me respondió “que ñoña, no vas a tener ningún problema para que te acepten”, el resto es historia, fui admitida y a partir del primer día de clases el Doctor siempre estuvo al pendiente de las “niñas especialistas”, el nos daba la parte teórica de la asignatura de micología veterinaria, recuerdo sus clases sumamente amenas y era mi favorita ya que representaban un respiro ante la gran cantidad de estrés que puede generar el posgrado. Recuerdo que al final del primer semestre el Doctor nos dijo que nos llevaría a la facultad de Medicina para hacer el examen final de su materia, yo no tenía idea del porque nos llevaría a esa facultad, para mi sorpresa, ese día nos llevó a comer a Sushi-itto para celebrar que habíamos terminado el semestre y que no necesitaba evaluarnos con un examen ya que con el desempeño durante todo el curso era suficiente para que el asentara la calificación. Durante el segundo semestre no pude aguantar el estrés que representaba la especialización y en un arranque de ira fui a su oficina para decirle que me daría de baja, llegué a su oficina llorando desconsoladamente y tuvo la reacción que jamás esperé que tuviera, en lugar de regañarme por hacerle perder su tiempo, me dio una caja de kleenex (y así fue durante cada crisis que tuve durante los próximos 14 años posteriores que estuve trabajando a su lado), esperó a que me desahogara y me explicó el porque no debía abandonar mis estudios, me quedé anonadada, ya que me escuchó y me consoló como un padre, me entendió y aún casi sin conocerme me dijo que me secara las lágrimas, me fuera a descansar y que me vería el lunes temprano para continuar, me dijo que los frutos de ese esfuerzo no los iba a ver a corto plazo sino a mediano o a largo plazo, solo me pidió que confiara en él y que no me fuera (cualquier otra persona me hubiera regañado por hacerlos perder el tiempo y no me hubiera detenido), no me quedó de otra más que hacerle caso y así lo hice, terminé mis estudios obteniendo la medalla Alfonso Caso a la mejor especialidad de la generación 2007.

Una vez concluidos los estudios de especialización, el Dr. Cervantes habló con el entonces jefe del Departamento de Microbiología e Inmunología para que me dieran horas de ayudante de profesor para apoyar en el área de Diagnóstico Bacteriológico (a pesar de que el Doctor era micólogo y yo elegí la bacteriología, siguió apoyándome de mil y un maneras), poco después me ofrece realizar una Maestría en Ciencias para aislar géneros bacterianos causantes de Mastitis Caprina siendo el mi tutor principal y después realicé el Doctorado continuando sobre la misma línea de investigación sobre mastitis, fue un total de 14 años en el que el Doctor me enseñó miles de cosas académicas pero sobre todo, me hizo parte de su familia y se convirtió en una figura paterna para mi, fui demasiado afortunada de tener el mejor papá biológico del mundo y ahora tenía al mejor papá académico, fui testigo del apoyo que le dio a sus alumnos y tesistas, ya fuera apoyo de tipo moral o apoyo económico, lo único que pedía a cambio el Doctor era compromiso para realizar las tareas encomendadas y las responsabilidades que hay que asumir durante el posgrado.

RACO me entrenó como ayudante de profesor para dar las clases prácticas de la materia y varios años después me confío su grupo de licenciatura para prepararme como Profesor de Asignatura hasta que gané una plaza de tiempo completo en el Departamento de Medicina y Zootecnia de Rumiantes y aun en distintos departamentos seguíamos tan cercanos como siempre, realizando proyectos juntos y sacando adelante el trabajo, durante tanto tiempo viví junto con él problemas de salud y problemas académicos y el nunca me dejó sola, le agradezco infinitamente la confianza que depositó en mi durante varios años.

Llegué a conocer bien al Doctor, el era una persona honesta, con grandes valores y defensor de las causas justas, siempre apegado a la legislación universitaria, lo admiré desde el día en que lo conocí por la manera de tratar a las personas, el no se fijaba en el estatus social o económico de las personas, a todas las trataba por igual, siempre con gran respeto; siempre me sorprendía la sabiduría con la que enfrentaba cualquier situación difícil, nunca se daba por vencido y siempre encontraba la solución para cualquier tipo de problema, me tocó ver infinidad de veces la nobleza que tenía, apoyaba a muchas personas, alumnos, compañeros y amigos, se preocupaba genuinamente por los problemas de los demás y siempre tenía las palabras adecuadas para reconfortar a las personas.

Podría seguir relatando miles de anécdotas que vivimos, siempre lo recordaré entre tantas cosas por ser un gran aficionado de los PUMAS, pero sobre todo por el gran ser humano que era, la medicina veterinaria perdió no solo al mejor micólogo veterinario sino a un gran ser humano que se preocupaba tanto por enseñar micología veterinaria como a ver más allá de lo evidente.

Con todo mi corazón, GRACIAS jefe.
Angie

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