MVZ
Celia Martínez Marroquín. De un texto escrito por:
MVZ
René César Frappé Muciño
17
agosto 1961
Un
hombre sólo es ético, cuando la vida como tal, sea
sagrada para él, tanto de las plantas y animales como
la de sus hermanos los hombres y cuando
se esfuerce por ayudar a toda vida que lo necesite. Albert
Schweitzer
Médico
veterinario zootecnista. Profesor de la Facultad de Medicina
Veterinaria y Zootecnia, autor de varios libros sobre enfermedades
infecciosas e historia de la medicina veterinaria.
Laboró
en el departamento de patología, impartía las materias de anatomía
y enfermedades infecciosas.
Después
pasó al departamento de bacteriología y con los cambios de planes
de estudio, impartía la materia de enfermedades bacterianas y
micóticas y posteriormente la materia de higiene por lo que pasó al
departamento de medicina preventiva. Fue becado a Estados Unidos a
estudiar una maestría en patología.
Fue
a Veracruz a la escuela hoy facultad de medicina veterinaria y
zootecnia de Veracruz y también impartió ahí la materia de
anatomía.
Posteriormente
participó en la campaña contra la garrapata.
Acudía
a la facultad a impartir varias materias según el plan de estudios
de cada época.
Falleció
a la edad de 86 años.
A
continuación, transcribimos sus pensamientos sobre cuestiones
éticas.
Evidentemente
toda acción es la respuesta a un estímulo.
En
nuestro caso, la vida diaria nos ha hecho sentir la necesidad de
poner en juego algunas normas de la ética. Y todo esto ha sido
suficiente para buscar un código moral o remanente de normas a las
que se pueda recurrir no solo en los casos críticos sino en todos
los problemas diarios de la profesión.
Los
menudos detalles, aunados todos, muestran la línea de conducta
característica de cada individuo y tiene puntos de contacto con los
demás. El presente artículo, no es sino un esbozo o un preludio a
posteriores meditaciones que nos pueden conducir a descubrir
directamente la verdadera filosofía de nuestro trabajo y que siembre
la inquietud a cada quien, para que con sus propios medios, trate de
obtener respuestas o resultados más concluyentes.
La
Deontología, es si la analizamos etimológicamente, estudio del
deber.
Quien
se inicia en el estudio de una cosa, presupone que existe o que debe
existir o que debe de haber existido por lo tanto desde el principio,
admitamos la existencia del deber o los deberes y que
consecuentemente, existen sanciones y recompensas. En fin, el deber
es algo que debemos conocer y que a pesar de que nadie nos lo pueda
decir de inmediato, estamos en posibilidad de iniciar un estudio más
o menos detallado, con la esperanza de descubrir cual es “NUESTRO
DEBER”, o bien, cuál es nuestra posición en la sociedad y cuál
debe ser nuestra actitud con los semejantes como con respecto a si
mismos.
Aplicada
a la profesión veterinaria, la deontología es la emisión, análisis
y adopción de las normas que deben regir a todos los integrantes de
ese grupo selecto de la sociedad, que por su calidad de
profesionales, confrontan problemas y experiencias comunes, que deben
ser analizados desde el punto de vista técnico y desde el punto de
vista de su trascendencia ética y social. Problemas que deben ser
resueltos en forma equitativa y justa, sin concesiones ni omisiones,
aplicando en su sentido exacto la palabra JUSTICIA y que solo puede
ser sustituida por la BONDAD.
El
estudio y la aplicación de las normas morales ha sido una de las
inquietudes más grandes del hombre desde que descubrió que tenía
conciencia. Las normas éticas como es sabido, no se basan en la
experiencia, ya que no son condicionadas por el medio ambiente ni por
el tiempo, sino que son “a priori” y no “a posteriori” y
aunque de momento parezcan imprácticas, después de una breve
meditación, se descubrirá que son completamente aplicables, y eso
sí, exigirán un esfuerzo especial para hacer o dejar de hacer
determinados actos, actitud que incluso, puede llevarnos hasta el
sacrificio de los propios intereses en beneficio de los intereses de
la comunidad.
Aun
cuando las palabras ETOS y MOR, bases etimológicas de la ética y de
la moral, significan “la costumbre”, nuestro pensamiento no debe
descansar en lo que se practica en los diversos sitios de la Tierra.
El
“a
priorismo”
de la ética se basa en razonamientos sumamente elaborados y que han
venido a resumir la forma de pensar de los Filósofos. Una de las
principales síntesis del pensamiento ético es la frase de Kant que
dice: “obra
de tal manera que la máxima de tu conducta pueda transformarse en
norma de universal observancia”.
Aquí
se hace alarde de amplitud de criterio y de libertad, procurando que
cada quien juzgue por sí mismo su conducta y dictamine si puede ser
extendida a todo el mundo como ejemplo digno de imitación y norma
general. Por lo tanto, se obliga a obrar con equidad esperando
reciprocidad de todos los actos del hombre en las diversas
circunstancias.
Si
buscamos una ética “a
posteriori”,
no tardaremos mucho en descubrir que hemos reunido una buena
colección de disculpas y justificaciones más o menos aceptables de
los actos de un individuo o de una comunidad. Al fin y al cabo, los
ideales son como las estrellas, que pueden guiarnos aun cuando no
logremos llegar precisamente hasta ellas, o sea que las normas
ideales “a
priori”
deben ser tomadas en cuenta para planear toda conducta práctica.
El
mantener presente una idea, llega a transformase en una realidad casi
insensiblemente, de acuerdo con aquello de que: “tal
será el hombre cuales sean sus pensamientos”.
Pero
más que restricciones, las normas morales deben considerarse como
ampliaciones del campo de acción, ya que al conservar e incrementar
los intereses comunes por medio de un código, se acrecienta el
patrimonio moral de la sociedad.
Es
frecuente que las normas éticas sean despreciadas antes de
conocerlas. Este renunciamiento no es total, sino que aún dentro de
la anarquía y del caos, son estos dos conceptos precisamente, la
anarquía misma y el caos, los lazos fuertes que gobiernan a los
individuos y los mantienen secretamente unidos.
Lo
difícil en un principio es convencerse de la validez de tales
normas, pero no hace falta sino vivir un poco, buscar unas cuantas
experiencias para darse cuenta que es necesario someterse a
determinados principios que, a la manera de hilos invisibles,
coordinan nuestra acción con las actividades de nuestros congéneres,
ya que si bien vivimos en un ambiente de libertad, también es cierto
que no estamos solos, sino que existen compañeros que aunque no
sepamos de su existencia, buscan los mismos fines y que han partido
de principios semejantes a los nuestros. Justo es pedir una
meditación conjunta de lo que nos interesa y en el caso dado,
defender los patrimonios morales, ya que pertenecen exclusivamente a
quien los desea, los busca y los haya.
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