Educación a favor de la música

Lucía Delgado M.
Directora de Conciertos Escolares México

La música es considerada como una de las artes y actividades de mayor exigencia y potencial en el desarrollo del cerebro humano. Al tocar un instrumento o cantar, no sólo estamos desarrollando la creatividad, imaginación y memoria, también la coordinación, motricidad, atención, autoestima, seguridad, expresión y sensibilidad tanto de quien interpreta la música como de quién escucha atentamente.
Lamentablemente vivimos en una época donde a este arte, como a los demás, no se le está dando la importancia requerida ni en sociedad, ni en todas las familias, ni en todas las escuelas y es visto únicamente como entretenimiento. 
En últimas fechas están anunciando a nivel mundial el peligroso acercamiento al punto de no retorno, una crisis mundial por escases de recursos y un medio ambiente adecuado para la vida. Para los catastróficos tal vez esto signifique llorar por el fin del mundo; para los ambiciosos, empezar a construir bunkers con riquezas (sin importar su procedimiento) para que su linaje sobreviva; para los creyentes, rezar más que nunca y rogar a Dios o a los dioses por la salvación, y para nosotros los educadores de corazón noble, echar a andar nuestra misión con más fuerza e intención: buscar y utilizar las mejores herramientas posibles que cambien la mentalidad y despierten la conciencia en nuestros futuros adultos y su entorno.
El impacto de la música en el ser humano es tan impresionante que sería una urgente labor social recuperar esta práctica al menos dentro de las escuelas e involucrar a toda la comunidad educativa: alumnos, maestros, directivos y padres de familia.
La música (y el arte en general) puede ser la mejor herramienta para buscar un mundo más tolerante, respetuoso, compasivo y armónico. Debemos despertar el amor por todo lo que nos rodea y por lo que somos. En lugar de formar “líderes” competitivos, materialistas e individualistas preocupados por obtener un número alto (hoy en la boleta, mañana en la cuenta bancaria) sin importar el “cómo” y “para qué” se haya conseguido, comencemos a formar gente con tal conocimiento que sea capaz de despertar la conciencia de quién es, por qué se está en este lugar y cómo contribuir al mismo y a toda su comunidad.
¿Cómo lo vamos a lograr nosotros, maestros o padres de familia? Definitivamente solos será difícil. Necesitamos el apoyo de toda nuestra comunidad escolar, pero somos nosotros quienes podemos empezar por exigirlo. 
Comencemos enseñándoles a los alumnos lo valiosas que son sus manos cuando toman un instrumento, lo potente que es su voz y lo lejos que puede llegar, lo importante que es trabajar en equipo con sus compañeros. Esto les permitirá lograr un sonido más poderoso y podrán tocar miles de corazones. Permitámosles descubrir lo reconfortante que es lograr resolver un reto o incluso ayudar a un compañero a hacerlo. Confiemos ante todo que pueden lograrlo. 
Vamos a formar en ellos la experiencia de crear arte con su comunidad, de aprender de los profesionales, de poder mostrar el arduo trabajo de un ciclo escolar a sus maestros, padres, familia y amigos. Vamos a hacer que se sientan orgullosos de ellos mismos y que descubran las grandes capacidades que tienen. Dejemos atrás los regaños y démosles una infancia llena de retos y exigencias, pero también de conocimiento y de logros. 
El proyecto de Conciertos Escolares México se creó con el fin de dar esa experiencia musical a alumnos de escuelas de nivel primaria y secundaria involucrando a toda una comunidad escolar donde además se pueda apoyar a músicos profesionales. 


Nosotros creamos un repertorio seleccionado adecuadamente a las capacidades de los alumnos que sea disfrutable para todo público. Creamos también un método de enseñanza para que cada maestro de música de las escuelas pueda montar dicho repertorio en la clase de música o en los talleres extraescolares. Está pensado para que los alumnos toquen flauta dulce y canten las piezas, aunque se pueden añadir otros instrumentos con los que cuente la escuela.
A final del ciclo escolar, los alumnos presentan este repertorio en una sala de conciertos acompañados por una orquesta profesional y cantantes solistas mientras que familia y amigos son parte del público. El concierto se presenta con el nombre de la escuela para reconocer la labor de esta y, en aproximadamente una hora y media llena de música, luces, movimiento, momentos emotivos y de reflexión, esfuerzo y concentración de músicos y alumnos, el lugar se va llenando de alegría, orgullo, brillo en los ojos, satisfacción, unión, emoción y amor que quedan grabados en cada uno de los corazones presentes.
Después de este pequeño esfuerzo, quedan sembradas semillas que germinan en un país cada vez mejor. Habrán ganado todos, el nombre de la escuela ha quedado en alto, al menos 20 músicos profesionales habrán recibido remuneración por su trabajo y esfuerzo, salas de conciertos serán más visitadas, familias habrán tenido un orgulloso momento de convivencia y estarán más orgullosos de aquellos niños y jóvenes que habrán ganado confianza y seguridad en que hay retos que se pueden lograr. Porque en este evento no hay fracasos, por muchas notas equivocadas que se den, siempre recibirán la recompensa de los aplausos y habrán adquirido experiencia y conocimientos.
Lamentablemente aún hay mucho que trabajar en las cabezas de aquellos maestros o directivos que buscan sólo el reconocimiento económico para emprender un proyecto por la educación o de padres de familia que no apoyan a sus hijos por no tratarse de un meramente asunto “académico”, entre otras muchas trabas administrativas.
Confiamos en que cada vez somos más los que estamos buscando un mundo mejor por medio de la unión, la paz, la tolerancia, la acción, la pasión y el amor y los invitamos a que su gran arma poderosa sea la música.

No hay comentarios:

Los más leídos