Fe



Carlos Angeles.


«Crecemos en una sociedad basada en la ciencia y la tecnología y en la que nadie sabe nada de estos temas. Esta mezcla combustible de ignorancia y poder tarde o temprano, va a terminar explotando en nuestras caras».
Carl Sagan

Recuerdo mi infancia, la Ciudad de México, y el mundo en general era muy distinto a lo que es hoy. Mirando en retrospectiva, es como ver una fotografía en blanco y negro, están los mismos lugares, hay rasgos característicos que aún podemos ver, pero sabemos que ese momento nunca más volverá a ser.

No me tocó ver cuándo aún Calzada de la Viga era un curso de agua donde flotaban canoas y trajineras. ¡Como me hubiera gustado! Pero tuve la fortuna de ver a mi abuela comprar leche del bote, de caminar por el bosque que ahora es calles y negocios, de hacer fila en la calle para hablar por teléfono. No sé si era un México mejor, hay cosas que son mucho más fáciles ahora, aún así surge cierta melancolía al recordar las calles de la ciudad con menos tránsito y sin tanta gente mirando la pantalla de sus teléfonos.

Ha sido emocionante vivir estos tiempos, ser testigo de una de las revoluciones culturales y tecnológicas más importantes en la historia de la humanidad; pasar del radio masivo, la televisión a color, el surgimiento del internet, hasta hoy donde se gestan movimientos sociales en Twitter y Facebook. Es sin duda una de las etapas más apasionantes de la historia del hombre para atestiguar, la cambios sociales surgidos por la evolución de la tecnología parecen abrir la puerta a un glorioso futuro para la humanidad.

Sin embargo, algo parece haber salido mal, estamos justo en la encrucijada, ¿Alcanzaremos algún día las estrellas, o estamos ante el inicio del fin de nuestra especie? Mientras miro maravillado los grandes cambios del mundo en que me tocó nacer, también contempló asustado lo que se nos viene encima: contaminación ambiental que hace casi imposible respirar en las grandes ciudades, destrucción de ecosistemas para ganar terrenos de cultivos, extinción masiva, superbacterias que amenazan matar más gente que el cáncer dentro de algunos años, antivacunas que están reviviendo enfermedades que creíamos erradicadas y la difusión de ideologías de extrema derecha que toman fuerza a nivel mundial. El futuro no pinta nada bien, todo parece indicar que vamos a enfrentar un apocalipsis climático bajo gobiernos similares al nazismo. Es aterrador.

Es un momento decisivo como ninguno en cualquier época de la historia del hombre, hoy más que nunca se trata de estar por encima de intereses económicos o políticos si esperamos sobrevivir, es posible que tengamos que renunciar a muchas comodidades,  que tengamos que revolucionar el sistema económico y político mundial, es posible que no lo logremos y terminemos en la más terrible de las guerras. El camino está delante y la elección es nuestra.  Pero tengo fe en que, a pesar del tiempo escaso, podemos lograrlo. Somos únicos en muchos años luz a la redonda, no podemos permitir que nuestra especie se extinga llevándose a toda la fauna y flora del planeta. Ojalá lo logremos .

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