Los felinos y la fotografía.



MVZ Raúl Ocadíz
Dipl. en medicina, cirugía y zootecnia en pequeñas especies

De todos los animales, ninguno como los felinos. Su relación no deja de ser bipolar, casi esquizofrénica. De un temor hacia el depredador que cortaba las insignificantes vidas de nuestros antepasados, hasta la deificación de estos animales en diversas culturas: Desde su lugar de origen que es también el de la actual raza humana: África, hasta América del sur, desde las culturas indígenas americanas de Norteamérica, hasta el Islam, los gatos son mantenidos incluso en un lugar aparte del resto de los animales. He llegado incluso a presenciar un festival Vegano dedicado a un depredador. Por otra parte, los temores de gente ignorante, e incluso supuestos profesionales de la medicina creer a destajo chismes o creencias antiguas, previniéndonos de su perversa compañía (cómo si realmente estuvieran planeando acabar con la humanidad). Sólo quien ha convivido con un gato se da cuenta de que se trata de verdaderas obras de arte de la naturaleza, perfectamente adaptados a su entorno sea cual fuere, sus sentidos superdotados, como es el oído, la vista nocturna, o el equilibrio más asombroso, los depredadores perfectos. El gato genera opiniones encontradas, pero hace que quienes lo aman, lo defiendan a muerte de quienes lo odian.


Su lealtad ha sido puesta en duda y generalmente por quienes no los conocen, simplemente porque no son ellos quienes se  adaptan a nuestra familia, sino que nosotros nos adaptamos a ellos, y muchas veces aceptando el yugo de la esclavitud a la cual nos somete una pequeña criatura de ojos brillantes y cascabel al cuello, simplemente nosotros terminamos perteneciéndoles a ellos y no ellos a nosotros.

Vienen en todos tamaños, unos caseros, otros silvestres, unos viviendo en mansiones, otros en peligrosas junglas dónde son ellos quienes son los verdaderos amos y señores. Reza el refrán: “Dios hizo al gato para darle el placer al hombre de saber que se siente acariciar a un tigre”, aunque en realidad sea un pequeño tigre que aceptó nuestra compañía quien nos da realmente ese privilegio todos los días. Fotografiar un gato, es plagiar por un momento a la naturaleza de una de sus mejores ideas, y plasmarlo el suficiente tiempo para compartirlo.





























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