Cuéntame una de vaqueros Janpol
En una calurosa mañana, días después del temblor
de Semana Santa, una joven deambulaba por el segundo piso del segundo edificio
de la Facultad de Medicina Veterinaria, entró al departamento de nutrición
animal, después de revisar algunos cubículos que estaban vacíos, tocó a la
puerta de cristal del cubículo 5, desde el interior le hicieron una seña de que
entrara.
Hola
Profesor, ¿me permite unos minutos?
Hola
pequeña, siéntate estás muy pálida. ¿Te sucede algo? ¿Te sientes bien?
Mi nombre es Mitzi, ay profesor estoy muy
confundida, todos me abruman, mi familia, mis amigos de la secundaria y prepa,
mis compañeros de la Facultad, el pesado de mi tutor que me exige reportes cada
mes, la calificación mínima de ocho para mantener la beca, mi tarjeta de
crédito y hasta mi galán se quiere pasar de lanza. Ya no quiero ver el Facebook
ni mi e-mail. Acabo de salir de consulta con la ginecóloga y me dice que tengo
endometritis. A veces presiento que me voy a desmayar y eso me asusta.
Toma un poco de agua Mitzi, descansa, mientras
yo veo mi correo. Te presto mi sillón es más cómodo. Tienes que ver a un
médico, supongo que por la endometritis estás anémica y por eso te mareas
fácilmente.
Y ¿usted como sabe de esto si es del área de
nutrición animal?
Ah, pues la mujer del primo de un amigo tuvo un
proceso parecido, le habían
diagnosticado endometritis, figúrate que se
quedó dormida manejando en la autopista México-Cuernavaca a la altura de San
Pedro Mártir, iba manejando por el carril de alta velocidad, de pronto se le
cerraron los ojos y se despertó cuando la llanta y la salpicadera anterior
izquierda se raspaban contra el camellón.
Y ¿no le pasó nada?
Aparte del susto, creo que no ocurrió nada. Pero
volviendo al asunto, aparte del cuadro anémico debes atenderte el problema
nervioso; ¿sabes?, los estudiantes de la Universidad tienen derecho a
asistencia psicológica gratuita.
Si profesor, pero en este momento tienen
prioridad otras personas, y a mí me dieron cita hasta dentro de cinco semanas,
y mientras tanto, ¿qué hago?
Pues encaremos el problema. Tienes un trastorno
nervioso; yo no puedo ni debo diagnosticarlo, debe ser controlado por un
especialista. Afortunadamente conozco a una psicoanalista muy profesional que
me atendió en alguna ocasión, era algo parecido, quizás ella nos pueda ayudar o
sugerir a otro especialista. Ella trabaja cerca del metro Copilco.
¿Y cómo voy a pagar la consulta profesor?
Por eso no te preocupes, este mes recibí un vale
extra que nos alcanzará para cubrir dos o tres consultas. Por mi mujer no te
apures, ella es una mujer sensible a este tipo de situaciones. Esta es la
dirección, pide que de preferencia te atienda la Dra. Calderón, espero que todo
salga bien.
Unos meses después…
Hola profesor, no pude verlo antes, se
atravesaron las vacaciones de verano y se complicó todo. Llevo tres consultas
con la Dra. Calderón, lo manda saludar. Me recetó algunos antidepresivos, un
tanto caros, pero muy efectivos.
Y ¿Cómo le hiciste para pagar las consultas?
Pues pedí dinero prestado.
No te preocupes yo te repongo esas consultas.
Sabe profesor, ahora que tomo los medicamentos
me doy cuenta que los monstruos que tenía en mi cabeza eran producidos por mi
ansiedad. La Dra. Calderón me dice que en unas tres semanas ya estaré estable.
Y, ¿ahora cómo te sientes Mitzi?
Más relajada, porque le di prioridad a mi salud,
me desconecté temporalmente de mis amigos, estoy aprendiendo a distinguir lo
urgente de lo importante, conociendo mis aptitudes, separando las cosas de las
que soy capaz de las que no, asumiendo los compromisos a los cuales me
comprometí y renunciando a aquellos que son imposibles: estoy tratando de
diferenciar la esencia de las cosas. Dejé de lado lo que los demás esperan de
mí y estoy construyendo mi propio proyecto de vida, esta dinámica me está
liberando de muchos demonios que asediaban mi mente.
En qué tiempo tan corto has cambiado Mitzi.
Si profesor, en estas últimas tres semanas he
aprendido más que en los últimos diez años de mi vida. Siento como que desperté
de un profundo sueño, al principio medio modorra, pero al paso del tiempo mi
mente se volvió más clara y más perceptiva. ¿Porque no desperté antes?
No era aún tu tiempo, estabas en una etapa de
evolución espiritual.
¿Y eso le pasa a la mayoría de las personas?
Algunos que saben sobre esa materia aseguran que
algunos despiertan en etapas tempranas, otros en forma tardía y a algunos no
les alcanza la vida para abrir los ojos del espíritu.
El tiempo continuó su marcha implacable, y
algunos años después…
Hola profesor, se acuerda de mí soy Mitzi, hace
algunos años usted me ayudó en un momento crítico en mi vida.
Hola Mitzi, ¿cómo te va? Si recuerdo cuando un
día entraste muy desconcertada por esta misma puerta.
Su ayuda fue fundamental, sabe hoy me recibí y
le vengo a entregar en mano mi tesis, en los agradecimientos usted aparece en
primer lugar.
Muchas gracias Mitzi, no te hubieras molestado.
Hay una pregunta que hace tiempo me hago
profesor y quisiera que usted me ayudará a despejarla.
Pues tú dirás.
Sabe profesor, esa vez que lo conocí fue algo
fortuito, necesitaba hablar con alguien, yo no fui su alumna directa, ni sabía
que trabajaba en la Facultad, iba buscando a una doctora que me habían
recomendado, por mera casualidad entré en su cubículo. Usted me atendió
pacientemente y me canalizó con la Dra. Calderón. Poco a poco las cosas se
fueron acomodando y fui resolviendo mis problemas. En esta dinámica comencé a
sentirme apegada a usted, y alguna vez hasta lo vi guapo.
A ver Mitzi, no confundas las cosas.
Dígame profesor, acaso no siente lo mismo por
mí, no le gusto.
Eres una chica linda Mitzi, para mí ha sido un
privilegio ser uno de tus compañeros en este tramo del camino. Pero nada más,
yo soy como tu hermano mayor y tú eres la pequeña e inexperta hermanita menor.
Cuénteme una de vaqueros, cree que le voy a
creer esas cosas profesor. Nadie da algo a cambio de nada.
Tienes razón Mitzi, nadie da algo a cambio de
nada.
Ahora ya me tiene súper confundida. Explíqueme
por favor.
Hace unos treinta años, cuando yo era estudiante
allá en una Universidad del norte de México viví una situación parecida y la
vida me agobió. En forma fortuita conocí a una profesora muy guapa que me
orientó y ayudó a solucionar mis broncas. Ya sabes, ella era muy linda y con la
ayuda de las feromonas yo la veía como si fuera Marylin Monroe.
Después de tener una corta relación
maestra-alumno observó que ya iba superando mis broncas. Ella como buena
psicóloga, percibió que mis sentimientos iban a interferir y se adelantó a los
hechos. Una mañana cuando fui a verla me habló de manera cortante: ¿sabes? a
partir de este momento ya estas dado de alta, está es la última vez que nos
vemos, a partir de este momento cada quien caminará por su propia senda.
Ya en tono más suave musitó: sabes guapo, a mí
también me gusta tu compañía, pero no creo que sea razón suficiente como para
algo más serio. Ahórrate darme las gracias, y tienes una deuda conmigo y con la
vida.
Desencajado, desangelado y decepcionado aguarde
en silencio.
Discúlpame baby, viéndome con una cariñosa
mirada dijo: perdóname por ser tan ruda, para mí también es difícil hacer esto.
Por si no lo sabes soy tu hermana mayor en la gran hermandad universitaria.
¿Y qué es eso? pregunte mortificado.
Pues somos un grupo selecto de profesores de
diferentes carreras, nos llamamos así. En algún momento rescatamos a algún
estudiante en apuros y nos convertimos en su un hermano mayor, lo
estabilizamos, orientamos hasta que llega el momento del destete.
Pero esto no es gratis sabes, al integrarte al
grupo adquieres un serio compromiso ya que en el futuro al menos una vez en tu
vida profesional vas a ayudar a un hermano o hermana menor.
Por la amistad que tenemos acepto con gusto el
reto, respondí.
Sin embargo, ella me advirtió que tendría
pruebas difíciles que superar. Hay varias reglas, por cuestión de método. El
maestro y el estudiante deben ser de distinto sexo.
Oiga profesor, y si el maestro y la estudiante
se enamoran.
Pues entonces tienen que abandonar la hermandad.
Además mi hermana mayor de entonces me advirtió,
las futuras hermanas estarán mejor alimentadas y tú sabes más lindas y con
argumentos más convincentes.
Acepto el reto hermana mayor, le dije.
Después de esto el profesor se quedó viendo el
cielo por un buen rato; de pronto escucho una frágil voz:
Profesor, profesor, regrese del pasado.
Ah, sí Mitzi, ¿En qué estábamos?
Profesor, ya sabe las chavas de mi edad a veces
estamos bien deschavetadas, en una ocasión pensando que usted era gay, me vestí
más provocativa para ponerlo a prueba, pero tal parece que usted ni lo notó, el
que si se puso listo fue su ayudante que días después me invitó a salir.
Ah que chamaca tan traviesa, ese muchacho no es
de la hermandad, ten cuidado. Por lo visto ya no me necesitas, ya es momento de
que emprendas el camino sola, o con algún otro acompañante. Pero tienes una
deuda pendiente.
Está bien Hermano mayor acepto el reto.
Ya sabes pequeña hermana, con la alimentación
moderna y el uso de anabólicos te va a tocar atender a unos hermanos menores
musculosos, sudorosos, así como dice Federica Peluche.
Mitzi, con una sonrisa franca y con la mirada
luminosa dijo en voz alta.
Pues cuando se presente la situación me las
arreglaré Hermano mayor. Pero una cosa. ¿Por qué no nos modernizamos con esos
nombres de hermano mayor y hermanita menor van a pensar que somos como de la
edad media. ¿Por qué no los cambiamos por algo más actual?
Entonces que sugieres Mitzi.
Pues no sé, big brother y little sister.
Es que ese primer nombre está bien choteado, con
eso de los programas de la tele.
Bueno, ¿Y por qué no acortamos a big bro y
Little sis?
Me parece bien Little sis.
Enteramente de acuerdo big bro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario