Sultán de las profundidades

Sophie Barbaroux Arechiga
Estudiante de la Facultad de
Medicina Veterinaria y Zootecnia
de la Universidad Nacional
Autónoma de México

Lo primero que a uno se le viene a la mente cuando escucha la palabra tiburón, es un miedo increíble a nadar solo en el mar. Es innegable que los tiburones tienen un problema de imagen.
La literatura y las películas, como es el caso de “Jaws”, han logrado aterrorizar al público. Para Steven Spielberg fue un gran éxito, sin embargo para el mundo del tiburón, contribuyó a la mala reputación que hace difícil la protección de este sultán de las profundidades.
No es un misterio para nadie que el descenso del número de tiburones, como de otras especies, tiene serias consecuencias para los ecosistemas de los mares. Los tiburones son parte esencial de la cadena alimenticia, su naturaleza depredadora ayuda a mantener un control poblacional. Es indispensable mantener el equilibrio en el ecosistema.
Lamentablemente no todo es belleza. Los problemas que afectan a los tiburones son preocupantes, cada año mueren hasta 73 millones por sus aletas, las cuales en los mercados asiáticos llegan a costar más de 660 dólares por kilogramo. La ambición por conseguir aletas de tiburón, que son usadas para hacer una codiciada sopa, es oro en el mercado asiático ¿Qué se puede decir al respecto? La gente y su conducta con respecto al medioambiente dejan mucho que desear; la matanza espantosa que encabezan en contra de las ballenas, es el precedente para este nuevo horror que protagonizan. Sacan violentamente al animal del agua, le cortan las aletas y lo lanzan nuevamente al mar, por lo que muere de hambre, se ahoga o es devorado vivo. Si a estas muertes añadimos tanto las capturas planificadas como las no previstas de millones de tiburones realizadas por pescadores y sumamos la lenta tasa reproductiva y la pérdida de su hábitat, el futuro que les queda es desalentador.
El problema del tiburón no es aislado, hay que encontrar formas de responder al enorme crecimiento de la población, el uso desmedido e incontrolado de especies, la poca valoración del saber tradicional y la aparición y uso indiscriminado de tecnologías destructivas, la sobre explotación pesquera, la contaminación, la falta de educación ambiental, y políticas de estado que amenazan la riqueza biológica y cultural a nivel mundial. La difusión y el compromiso en todos estos tópicos deben ser entonces un derecho y obligación para el ser humano.
Una manera alentadora de sacar a la luz y difundir este tema es a través de los documentales. Como es el caso del galardonado “Shark Water”, creado, dirigido, escrito y producido por Rob Stewart, el cual, a través de una fotografía única nos lleva por una conmovedora aventura bajo el mar que cambia nuestra percepción de los tiburones, revindicando la mala imagen creada.
Las grandes vedas de quitado de aleta, informes más precisos sobre los tiburones capturados y el establecimiento de santuarios marinos podrían contribuir a aliviar la difícil situación de estos animales.
Si no se toman acciones y medidas estrictas en todo el mundo, la cantidad de tiburones seguirá disminuyendo, teniendo consecuencias catastróficas sobre los ecosistemas de nuestros mares.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Sophie Barbaroux,
Felicidades por tus articulos, que bueno que existe este espacio y que bueno que estudiantes como tu se preocupen por un area que durante mucho tiempo estuvo olvidada por nosotros, los veterinarios. La conservacion de las especies animales.
Saludos cordiales,
Consuelo Almazan.

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