Palabras clave: fracaso escolar, capital cultural, habitus, escolarización, educación
En la actualidad la literatura especializada en temas educativos es ampliamente variada, no hay disciplina que no se cuestione acerca de sus procesos educativos y la importancia de los mismos para la sociedad. Una búsqueda sencilla con la palabra “educación” en cualquier base de datos arroja cientos de entradas, tan solo en Jstor la búsqueda mostró 120,070 resultados, dando cuenta así de la importancia que han jugado los temas educativos para académicos de todas latitudes. El presente trabajo busca contribuir en la reflexión académica sobre la educación, y aunque no pretende ser un trabajo exhaustivo, busca sumarse a las variadas discusiones en torno al tema.
El fracaso escolar hoy en día es una situación que agobia a todas las instituciones educativas, gran parte de los alumnos en algún momento de su vida se han cuestionado acerca de su situación escolar, llegando incluso a pensar en el abandono de sus estudios. La pandemia de Covid acaecida en el año 2020 empeoro la deserción escolar, de acuerdo al Inegi durante el ciclo escolar 2021-2022 más de medio millón de alumnos dejaron de ir a las escuelas, principalmente a aquellas pertenecientes a la educación básica. Ante el panorama anteriormente descrito conviene preguntarnos ¿Por qué el fracaso y la deserción escolar? Esta pregunta será la que el presente trabajo tratará de responder en líneas posteriores (INEGI, 2022).
Las causas de la deserción y el fracaso escolar son múltiples y de índole variada, desde problemas psicológicos, cognoscitivos y hasta de género, sin embargo este texto se enfocará en los problemas ocasionados por la desigualdad económica y cultural de los diferentes estratos sociales, para poder llevar a cabo el presente análisis este hará uso de tres conceptos fundamentales, “capital cultural”, “capital económico” y “habitus”, estudiando la relación entre estos tres conceptos se observarán las dinámicas sociales particulares que construyen y/o modifican y como afectan el proceso educativo de los individuos. Al dar conocer como la situación económica y cultural del estudiantado afecta su desempeño académico, esperamos que el docente sea más comprensivo y empático con sus alumnos, desarrolle estrategias didácticas más integradoras y sea capaz de identificar aquellas situaciones que puedan detonar el fracaso y la deserción escolar.
Educación y escolarización no son sinónimos, por un lado el primer término alude a la aprehensión de todo tipo de conocimiento, desde el institucionalizado, hasta aquel que experimentamos día a día; por otro lado la escolarización remite a aquel saber validado institucionalmente, transmitido por medio del sistema educativo y reconocido por medio de diplomas o títulos, con el fin de cumplir un currículum preestablecido (Asociación Cultural ArsGames, 2018).
Al referirnos entonces al fracaso y a la deserción escolar, debe entenderse como el fallo y abandono a estructuras educativas institucionalizadas, y por ende a la no aprehensión de un currículum preestablecido por dichas instituciones. El alumno no falla educativamente, sino escolarmente al no encontrar la forma idónea para afrontar las actividades que el sistema educativo exige, teniendo como resultado de ello el fracaso escolar y en casos extremos la deserción, al no sentirse parte del sistema educativo al cual pertenece.
El capital económico es un tema fundamental cuando se habla de educación, observando la distribución de ciertos recursos como el dinero, la propiedad y la escolarización podemos apreciar fácilmente las desigualdades entre el alumnado, no es lo mismo poseer el suficiente dinero para comer una comida balanceada todos los días, que alimentarte solamente una vez al día para ahorrar un poco de dinero; contar con internet, luz y agua en casa no es algo que todos se puedan permitir, y son factores que afectan de forma drástica la escolarización, ante un sistema educativo que no contempla las desigualdades de toda su matrícula(bajo sospecha (Tenti Fanfani, 2021).
El capital cultural podemos definirlo como el conjunto de bienes, condiciones y recursos de tipo tangible, objetivados e institucionalizados tales como los textos de consulta, bienes muebles de valor cultural e histórico, esculturas o artesanías, libros especializados: relacionados con la carrera y especialidad de formación adquiridos antes o durante el trayecto formativo universitario, estudios de idiomas extranjeros, cursos destinados a la capacitación y desarrollo académico no conducentes a grado, pero evidenciados con certificación (Edixón Chacón G., 2015).
Todos los recursos vinculados al capital cultural también influyen de forma importante en la escolarización de los estudiantes, el contar con textos de consulta general y especializada en casa, favorece a que el individuo pueda llevar a cabo con más facilidad las tareas escolares que le solicitan, conocer otros idiomas ofrece la posibilidad al ser humano de vincularse y comprender a otras culturas; visitar otros lugares, brinda la posibilidad de experimentar otras formas de vida y otras sociedades. Mientras el capital cultura sea más amplio, el alumno tendrá un horizonte cultural más grande, a través del cual interpretar todo lo que le rodea.
Tanto el capital económico como el cultural forman valores, actitudes, comportamientos y preferencias específicas, esto Pierre Bourdie lo define como habitus, un espacio definido por un grupo de personas que comparten estilos de vida parecidos, dado que sus recursos económicos y culturales son similares, si alguien no comparte estas características con el grupo, es difícil que pueda acceder al mismo, contribuyendo a perpetuar las diferencias económicas y de poder, en un círculo vicioso que es muy difícil neutralizar (Bourdieu, 1997).
En la cultura occidental se suelen privilegiar las causas internas antes que las externas como explicación de comportamiento. El éxito o el fracaso se justifican más por el papel del actor que por el del contexto o situación que experimenta, creyendo así que lo que obtienen de la vida depende de factores propios de cada uno, como habilidad o talento, cuando en realidad tiene su origen en el contexto específico en el que viven y por los recursos materiales y culturales que poseen. Durante la pandemia de Covid muchos desertaron de la educación porque simplemente no contaban con los recursos materiales y culturales para tomar clases en línea, la escolarización una vez más como lo fue durante la edad media, se convirtió solo para un grupo privilegiado de la sociedad (Tenti Fanfani, 2021).
Bibliografía:
Asociación Cultural ArsGames. (2018). El aprendizaje en juego. Madrid: Asociación ArsGames.
Bourdieu, P. (1997). Capital cultural, escuela y espacio social. Buenos Aires: Siglo XXI editores.
Edixón Chacón G., M. A. (2015). Capital cultural, contexto familiar y expectativas en la educación media. Acción Pedagógica, 6-19.
INEGI. (2022). Encuesta nacional sobre acceso y permanencia en la educación (ENAPE) 2021. Recuperado el 20 de Mayo de 2023, de https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2022/ENAPE/ENAPE2021.pdf
Tenti Fanfani, E. (2021). La escuela bajo sospecha. Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores.
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