La Bruja

Análisis Historiográfico sobre la obra La bruja de Jules Michelet. El arquetipo Mujer-Bruja como un símbolo de transgresión

Oscar Joaquín Solano Ramírez
Egresado de la licenciatura en Historia
Facultad de Filosofía y Letras UNAM

Ahora ella tiene algo suyo: la rueca, la cama, el cofre,

todo según la vieja canción, Más tarde, la mesa, o el

banco o dos banquetas… ¡Pobre casa tan desnuda!,

pero está habitada por un alma. El fuego la alegra; el bog

bendito protege la cama, y a veces se le añade

un bello ramillete de verbena. (Michelet, 2021, pág. 64)

 

Palabras clave: bruja, mujer, arquetipo, naturaleza, romanticismo

Resumen

El presente trabajo tiene como objetivo estudiar la obra La bruja de Jules Michelet (2021); identificando la representación que el autor realiza de la bruja y el vínculo que esta figura guarda con el arquetipo Mujer-Bruja. Una vez establecida la relación entre el arquetipo Mujer-Bruja y la representación de la bruja ofrecida por el historiador francés, se expondrá como la corriente romántica vigente en la época (y de la cual Michelet es  influenciado), posibilita, refuerza y consolida la construcción conceptual de la bruja como un ente transgresor de lo ya establecido.

El autor y su contexto

Jules Michelet nace en París, el 21 de agosto de 1798. Hijo de Angelica Constance Millet y Jean Furcy Michelet, este último su padre, al ser impresor lo adiestra desde muy pequeño en su oficio. Empieza sus estudios en la pensión Melot, en el boulevard des Capucines, posteriormente entra como alumno de tercero en el Colegio Carlomagno. En el año 1812 el padre de Michelet pierde su oficio debido a una limitación arbitraria del número de impresores. En 1815 muere su madre y al año siguiente queda en segundo lugar en el Concurso General: primeros premios de redacción francesa y de traducción latina. En 1819 Michelet obtiene el grado de doctor en letras y se gana la vida dando clases particulares  En 1821 obtiene el tercer número de Agregados en Letras que acaba de crearse. Es nombrado profesor en el Colegio Carlomagno. En 1827 es nombrado profesor de Historia y Filosofía en la Escuela Normal. En octubre de 1830 se le nombra jefe de la sección histórica de los Archivos. El 21 de noviembre de 1833 suple a Guizot en la soborna, en la cátedra de Historia Moderna. Para 1838 es elegido miembro de la Academia de Ciencias Morales, ocupando una cátedra de Historia y de Moral en el Colegio de Francia. En 1852 Michelet rechaza el juramento al imperio de Napoleón III y como consecuencia es expulsado del Colegio de Francia y de los archivos en Junio del mismo año. Michelet muere en el año de 1874 a consecuencia de una crisis cardiaca. Entre sus papeles deja varios manuscritos que serán publicados de manera póstuma (Michelet, 2021).

Objetivos

El interés de Michelet en la Historia de mujer no es nuevo, en 1859 ya ha publicado su primera obra sobre ella, llamada La Femme; y mientras escribe la Historia de Francia se ha cuestionado en varias ocasiones si debería de hacerlo desde la óptica femenina. El historiador francés después de releer su obra La Historia de Francia, observa la presencia constante de un personaje femenino marcado por la tragedia: La bruja (Michelet, 2021).

Así Michelet pone de lado La Historia de Francia  y se enfrasca en la escritura de un nuevo libro que llevará por nombre La bruja. Lo primero que asalta a la mente de Michelet es toda esa literatura que ha leído entorno a la bruja “literatura horribe” que observa a la bruja como un ser demoniaco, creado por satán y desprendido de toda humanidad.

Para Michelet, su esposa Athenais fue todo, es gracias a ella que soportó la desesperación provocada por la ruina de la II república, y, después la enfermedad que lo acogió en el invierno de 1853-1854.  Athenais Michelet no solo fue la esposa de Jules Michelet, ella fue una escritora de historia natural y autora de memorias francesa. Tuvo escritos en colaboración con Jules Michelet al igual que de forma independiente. El autor de la bruja reconoció que Athenais colaboró y fue parte fundamental de algunos de sus escritos (aunque en ninguno de ellos Athenais es reconocida formalmente como autora). A la muerte de Michelet este le otorgo control total de todos sus escritos a Athenais. De lo anterior podemos afirmar que Athenais Michelet influyo de una u otra forma en la creación de La bruja, su perspectiva como mujer le ofreció a Michelet otra forma de ver la realidad y de concebir a la bruja. Las siguientes líneas escritas por el propio Michelet ilustran mejor la forma en que este observa a la bruja que sobre todo es mujer (Smith, 1992).[1]

“Mi brusco viraje acerca del plan de mi libro tuvo lugar entre las 3 y las 6. Pasé de imaginar a sentir piedad y ternura y a desear la rehabilitación de la bruja antigua como algo muy agradable, muy dulce. Mi tema iba a regresar a la humanidad, a través del seno de la mujer… Escribí el plan detallado de La bruja. (Michelet, 2021, pág. 17)

El parágrafo anterior nos muestra que el objetivo de La bruja de Michelet consiste en reconfigurar el imaginario que se tiene de la bruja, construyéndolo no como un ser de maligno, sino como un ser de ternura, amor y piedad, y a través del cual surge la vida y la humanidad misma.

Fuentes

El autor francés hace uso de varias fuentes para la creación de La bruja, desde actas judiciales, archivos,  reglamentos, manuales de los inquisidores y hasta procesos juzgados y publicados. Michelet sortea la escases de documentos de la época antigua y recurre a textos de Grimm, Soldan, Wright y Maury entre otros, para así formar y comprender el perfil de la bruja en la época antigua. Para este historiador su obra no es una crónica ligera o apasionada, ya que cada parte que la compone se encuentra debidamente justificada y argumentada con documentos que sostienen su tesis principal (Smith, 1992).

Michelet recurre no solo a fuentes francesas, sino también a alemanas, inglesas, italianas y españolas, su objetivo es hacer una historia de la brujería Europea, y como esta guarda ciertas diferencias y similitudes de acuerdo al lugar donde se lleva a cabo. 

Interpretación:

Los arquetipos

En los individuos de cada de época y de cada cultura se encuentra un inconsciente colectivo, en este perviven una serie de arquetipos y estereotipos que condicionan de diferentes formas la manera en que cada individuo observa e interpreta el mundo. Dentro de todos los arquetipos que inundan a la sociedad podemos identificar los arquetipos de “sexo”, presentes en la cultura occidental que condicionan de forma importante el papel de hombres y mujeres, y el rol que asumen dentro de la sociedad (Guil Bozal, 1999).

Los modelos arquetípicos tanto del hombre como de la mujer se encuentran formados por hechos históricos y fantasías, realidades con deseos, tragedias con miedos y temores; conjugan todo lo anterior con creencias religiosas, valores éticos y reglas morales que dictan que se debe pensar, hacer y sentir. Es a través de los conocimientos arquetípicos de la sociedad que surgen los actuales estereotipos de “sexo” que deforman la realidad (Guil Bozal, 1999).

La reproducción, pervivencia y transformación de los arquetipos se lleva a cabo por la misma sociedad, que sin darse cuenta asume y se apropia de ellos, trasladándolos a  todos los rincones de la vida cultural.

El arquetipo Mujer-Bruja

Al mismo tiempo que se instauraba la sociedad patriarcal se creaban los estereotipos masculinos y femeninos que reforzaban el nuevo orden social impuesto. Lo masculino por un lado fue considerado luz, sol, tiempo, impulso, orden, exterioridad, frialdad, objetividad, razón, agresividad, combate, violencia, trascendencia claridad; lo masculino era lo apolíneo, luminoso y dominador de las fuerzas del cosmos. La mujer por otro lado simbolizaba profundidad, intuición, noche, sombra, maldad, interioridad, naturaleza, tierra, calor, sentimiento, pasión y caos; lo femenino significaba, lo dionisiaco, irracional e instintivo (Guil Bozal, 1999).

Así la mujer bajo la visión patriarcal siempre ha sido asociada al lado oscuro, y se transformó en la bruja. Como contraste al arquetipo de la mujer-bruja, encontramos el arquetipo de virgen y madre, de esposa fiel, que aguarda tejiendo inútilmente el regreso de su amado, sumisa y redimida por el amor del varón.

La bruja de Michelet

Ahora conviene preguntarnos ¿Existe alguna semejanza entre el arquetipo mujer-bruja y la bruja construida por Michelet? La respuesta es sí. Michelet y su construcción de la bruja no solo guardan dentro de sí al arquetipo mujer-bruja, sino que realiza la historia de cómo se construyó dicho arquetipo en el imaginario europeo. Estudia a detalle cada parte que compone a dicho arquetipo y como la mujer paulatinamente es transformada en la bruja.

La bruja micheletiana, es sanadora, botánica y sobre todo naturaleza, es lo opuesto a dios, a la enfermedad que por castigo divino azota a los pobres, que a falta de recursos no tienen con quien acudir, solo con la bruja, que en ese momento se convierte en instrumento de satanás por transgredir las reglas de dios (Gambogi Teixeira, 2017). 

Surge de la obra de Michelet una explicación del arquetipo mujer-bruja; dicho arquetipo se ha dicho que se vincula con la naturaleza, y lo hace puesto que es gracias a ella que la bruja puede curar las enfermedades de los pobres, e inhibir el castigo que ha mandado dios a la humanidad,  y por tanto a dios, y a los hombres. La bruja entonces eleva a las personas más allá de la muerte y con su hechicería transgrede nuevamente a dios, a la luz, convirtiéndose ella en oscuridad.

Para finalizar este apartado es importante mencionar que Michelet en el desarrollo de su obra, transita de la mujer-virgen a la mujer-bruja, esto no resulta extraño si tomamos en cuenta que al autor realiza un recorrido histórico por la creación del arquetipo de la bruja, pasa así de ser una mujer sanadora que con ayuda de las plantas cura a los pobres, a una mujer bruja llena de malicia. La siguiente cita de Michelet ilustra el tránsito de un arquetipo a otro.

“La pequeña bruja, concebida en la misa negra, la delicada joya del diablo, ha venido, ha florecido con malicia, con gracia felina ha remplazado a la otra. Totalmente opuesta a su predecesora, es delicada, hipócrita, camina suavemente, arqueando felinamente la espalda. No tiene nada de grandioso, está claro. Por el contrario, es de naturaleza baja. Desde la cuna es una criatura lúbrica y llena de malos apetitos. Toda su vida será la expresión de cierto momento nocturno, momento impuro y turbio, en el que un pensamiento que horrorizaría a la luz del día, utilizó las libertades del sueño. (Michelet, 2021, pág. 161)

El vínculo de la bruja de Michelet con el arquetipo de mujer-bruja, radica en que ambas construcciones comparten los mismos atributos. La bruja micheletiana está construida sobre el arquetipo de mujer-bruja, y dicho arquetipo se encuentra sostenido por la forma en la que históricamente se ha representado a la bruja.

El romanticismo en  La Bruja

Para comenzar este apartado conviene preguntarnos ¿Qué es el romanticismo? Dicha pregunta no es fácil de responder, por ello recurriremos a Isaiah Berlín. En el texto Las raíces del romanticismo, Berlín aclara la inexistencia de una definición universal del romanticismo, sostiene que es prácticamente imposible definir los límites y alcances del movimiento romántico, e incluso, haciendo un recuento de todas las definiciones existentes, encontraremos en cada una de ellas diferencias e incluso contradicciones que resultan poco beneficiosas en la construcción de una definición totalitaria (Berlin, 2000). 

Si bien resulta imposible definir que es el romanticismo, existen características claves de definen a dicho movimiento; a continuación enunciaremos y daremos un ejemplo de algunas de ellas, mostrando como la bruja de Michelet se enmarca dentro de la corriente romántica de la época.

a)    Una fuerte carga por lo emocional

Lo romántico se deja guiar por lo sentimientos y es a través de ellos que adquiere su expresividad. A continuación se presenta un ejemplo:

¡Qué audacia! ¡Qué imprudencia! La Cadiere, casi moribunda, era completamente ajena a tales ideas. Sus amistades creyeron que aquel que había llevado la turbación a su corazón, tal vez podía devolverle la paz (Michelet, 2021, pág. 307).

b)    Heroicidad y fe

Defiende sus ideales y guarda la esperanza de que en algún momento se lleguen a concretar. Las siguientes líneas demuestran esta característica en la obra de Michelet.

Delicada, atenta observadora de lo pequeño, tierna, vital, la mujer está llamada a ser en el futuro penetrante confidente de la ciencia experimental. Dotada de gran corazón, capaz de adivinar y de apiadarse, tiene natural inclinación por la medicina, porque, a fin de cuentas, poca diferencia hay entre un niño y un enfermo. Volverá a dedicarse a la ciencia aportándole su dulzura, su humanidad, su alegría natural. (Michelet, 2021, pág. 344) 

c)    Simbolismo inagotable, hace uso de las figuras retoricas para expresarse

Era en el lindero de un bosque, en el que gracias a la débil luz de la luna, pudo recoger algunas bellotas que devoró como una bestia (Michelet, 2021, pág. 97).

d) Las minorías son más importantes que las mayorías

En la figura de la bruja, Michelet no solo defiende a la mujer médica, también hace una defensa de las minorías, aquellas que se encuentran al margen de la sociedad y por ello recurren a la bruja. En La bruja, podemos observar cómo Michelet defiende a lo marginal, a lo que se encuentra en los extremos de la sociedad y que es excluido por la misma. La siguiente cita representa mejor lo que trato de ilustrar.

Ella no es, como se dice, el horror de todos. Muchos la bendecirán. Más de uno la encuentra hermosa, más de uno vendería su sitio en el paraíso por atreverse a acercársele… Pero, alrededor, hay un abismo, se la admira demasiado, y se tiene tanto miedo de esta todopoderosa Medea, de sus bellos ojos profundo, de las voluptuosas culebras de sus cabellos negros, que flotan a sus espaldas. (Michelet, 2021, pág. 160)

e) Rechazo por la iglesia y el absolutismo

La iglesia y los magistrados eran los encargados de hacer cumplir la ley, eran ellos los que llevaban a la bruja a la hoguera, y si bien en un momento, estos fueron laxos y más comprensivos con las hechiceras, hubo un momento en que ello termino. La iglesia y el absolutismo cometieron grandes atrocidades, no solo a la bruja, sino también al pueblo, de ello el desprecio de Michelet hacia tales instituciones. El siguiente parágrafo ilustra mejor esta situación.

Los magistrados franceses, que desde hacía un siglo se habían mostrado ilustrados, justos, parecieron contagiarse de la católica España y de la Liga Santa, y se muestran más papistas que el Papa. Aunque rechazaron la Inquisición en Francia, la igualan y aún querrían separarla. Hasta tal punto que, de una sola vez, el Parlamento de París quemó a cuatrocientos cuerpos humanos. ¡Imaginemos el horror, la negra humareda de tanta carne, de grasa, que, en medio de penetrantes gritos y alaridos se funde horriblemente y borbotea! ¡Execrable y nauseabundo espectáculo nunca visto desde las ejecuciones en la hoguera de los albínguenses! (Michelet, 2021, pág. 188)

f) Protesta y rechazo contra lo ya establecido

Toda la obra de Michelet funciona como una protesta al ideario de la bruja ya establecido en el inconsciente de la población. Con La bruja  Michelet se rebela ante la bruja como mal y busca reivindicarla en el imaginario colectivo de la sociedad.

El romanticismo como forma narrativa idónea para la construcción de la bruja

Ya se ha mencionado con anterioridad que el arquetipo mujer-bruja vive dentro de la obra La bruja de Jules Michelet, es a través de ella que comprendemos los orígenes históricos de este arquetipo y cómo ha evolucionado con el pasar del tiempo.

El arquetipo mujer-bruja se caracteriza por relacionarse con lo oscuro, lo rebelde y lo transgresivo; es a través de estas características que la bruja encuentra en el romanticismo una forma casi perfecta de exposición. El movimiento romántico, al igual que la bruja es transgresivo, en tanto demuestra su rechazo por lo ya establecido, por el absolutismo y por la iglesia, instituciones que a ojos del propio Michelet (el mayor representante y crítico del romanticismo en Francia) le causan temor e incertidumbre. El movimiento romántico va más allá de la simple queja, y a través de sus manifestaciones culturales se rebela y pone en tela de juicio todo lo ya establecido. Podemos decir entonces que el romanticismo es una de las formas que asumen las historias trágicas, como lo es la de la bruja.

Estructura y estilo de la obra

La obra de Jules Michelet se encuentra dividida en dos libros, cada uno con doce capítulos, la versión de Akal, que fue la consultada para la elaboración del presente trabajo, sitúa el apartado metodológico al terminar el libro, a diferencia de la obra original que lo situaba en el inicio del texto. Para efectos del presente trabajo La bruja fue dividida en dos secciones, la primera,  caracterizada por la bruja como hechicera, sanadora y ente de bien, se encuentra plasmada en todo el libro primero; la segunda sección es definida por una bruja oscura,  que pasa de ser un ente sanador a uno malévolo, corrompido por satanás y que engendra la maldad. Esta división que se hace de la bruja es abstracta y responde a los fines específicos del presente trabajo. Otro autor que decida analizar La bruja puede dividir a la obra en otras categorías que faciliten su análisis.

La bruja al ser una obra resultante del movimiento romántico en el cual se encuentra inscrita, se caracteriza por hacer uso de los siguientes recursos estilísticos: a) Su escritura en prosa, misma que le ha ocasionado que en su mayoría se analice en primera instancia como un texto literario que como uno historiográfico; b) El uso de figuras retoricas como la metáfora, anáfora, Símil entre otras; y c) La mayoría de las obras de este periodo se decantan por temas relacionados a los mitos, leyendas y a la naturaleza

Bibliografía

Berlin, I. (2000). Las raíces del romanticismo. Madrid: Taurus.

Gambogi Teixeira, M. J. (2017). Michelet, teórico do romance. Alea: Estudos Neolatinos, 618-635.

Guil Bozal, A. (1999). El papel de los arquetipos en los actuales estereotipos sobre la mujer. Comunicar: Revista científica iberoamericana de comunicación y educación, 95-100.

Michelet, J. (2021). La bruja un estudio de las supersticiones en la edad media. Ciudad de México: Akal.

Smith, B. (1992). Historiography, Objectivity, and the Case of the Abusive Widow. History and Theory, 15-32.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



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