Javier Valencia Méndez
Departamento de Reproducción
Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia
Universidad Nacional Autónoma de México
ANTECEDENTES
La ubicación de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia dentro del campus universitario de la UNAM ha representado siempre un reto para el desarrollo curricular de la carrera del Médico Veterinario Zootecnista. Si bien parte del currículo puede realizarse adecuadamente en los laboratorios y clínicas de los diferentes departamentos, los centros de enseñanza e investigación juegan un papel importante en el desarrollo de los conocimientos y habilidades imprescindibles para la adecuada formación de nuestros estudiantes.
La necesidad de impulsar la formación práctica en los grupos de la asignatura de zootecnia ovina llevó a un profesor de nuestra facultad, el Dr. Carlos Barrón Uribe, a interactuar con propietarios de rebaños del sur de la ciudad, en la zona del Ajusco, con el objeto de conocer la situación de la ganadería ovina de esa región, proporcionándoles asistencia técnica con grupos de alumnos de la materia de Zootecnia Ovina y Clínica de Ovinos y Caprinos, los que eran enfrentados por primera vez a la realidad del campo. Así, durante varios semestres, se dio asesoría a algunos rebaños localizados en las faldas del cerro del Ajusco (Las cruces).
Los rebaños eran trashumantes y en ocasiones era necesario prácticamente seguirles el rastro para poder localizarlos. Con estos animales se hicieron los primeros programas de sincronización de estros e inseminación artificial6, que fueron objeto de tesis de licenciatura. También se describieron las prácticas de manejo y las instalaciones de los ovinos de la zona. Ahí, los rebaños son trashumantes con encierro nocturno, de manera que los pastores generalmente cargan en su caballo las tablas, morillos y cuerdas necesarias para construir un corral en cualquier lugar, el cual tienen listo en menos de media hora.
El contacto con la gente del campo es de gran importancia no sólo para conocer su idiosincrasia, sino para entender la lógica de algunas prácticas zootécnicas tradicionales. Este punto se ilustra con dos ejemplos.
En una ocasión se planeó un trabajo de sincronización de estos mediante el uso de las primeras esponjas vaginales, las que se lograron conseguir finalmente con grandes dificultades. Al pastor se le explicó perfectamente todo el procedimiento, se colocaron las esponjas y se extrajeron 12 días después. Al regresar al día siguiente para detectar calores, -para esto se habían llevado algunos machos Pelibuey pertenecientes al rancho Cuatro Milpas-, el rebaño ya no estaba en ese lugar. Después de buscar e indagar por toda la región, encontramos a las ovejas a 5 km de distancia en un lugar llamado “Llano Alegre”, de manera que, en momento previos al celo sincronizado, las ovejas habían andado esa distancia a marchas forzadas, prácticamente sin comer y sin tomar agua. Además, el pastor se había ido de juerga al pueblo, lo cual para él era una necesidad después de haber pasado varias semanas en el bosque con los animales y sin ningún contacto con otra gente.
Otra dificultad surgió con la inseminación artificial de las borregas. Para esto, se contaba con un semental Suffolk que tenía un productor en el pueblo.
En cambio, para la detección de calores se habían traído los machos Pelibuey del Rancho Cuatro Milpas. Al pastor se le explicó la forma de colocar el mandil a los machos celadores, encomendándole la tarea de separar aquellas hembras que fueran montadas. Sin embargo, cuando regresábamos a supervisar el procedimiento, notábamos que algunos machos Pelibuey ya no traían el mandil puesto.
Las ovejas se inseminaron en forma efectiva con el macho Suffolk, sin embargo, al ocurrir los nacimientos se pudo observar que, si bien la mayoría de los corderos eran Suffolk, también había crías del macho Pelibuey.
Aunque obtenidas accidentalmente, estas fueron las primeras crías de una raza europea mejorada con el ovino de pelo Pelibuey (F1 Suffolk x Pelibuey), cruzamiento que 20 años más tarde sería utilizado con fines productivos.
También resultaba interesante que el empadre en esa zona se llevara a cabo tradicionalmente en el mes de mayo, época que no es la más favorable en cuanto a la fisiología reproductiva de la borrega y que podría explicar en parte la baja tasa de partos obtenida y la baja prolificidad. La razón del porqué de esta práctica tradicional tenía su base en la disponibilidad de forraje en el momento en que tendrían lugar los partos y el destete, pues el empadre de mayo permitía que los partos ocurrieran en octubre-noviembre, época en la que todavía hay suficiente forraje disponible para asegurar la lactancia y crecimiento de las crías. De llevar a cabo el empadre en agosto, las crías nacerían en enero, época de sequía y de condiciones ambientales totalmente adversas. En cuanto a la prolificidad, la baja calidad y disponibilidad del forraje durante el empadre causaba una baja tasa ovulatoria y que las hembras tuvieran una sola cría al parto, lo cual para el pastor y el tipo de manejo era lo deseado, pues los partos múltiples representan un problema bajo condiciones trashumantes.
Por otro lado, es importante hacer notar que para inducir actividad reproductiva en las ovejas durante el mes de mayo se estaba aplicando en forma empírica, pero muy eficientemente el “efecto macho”.
EL PROGRAMA DEL AJUSCO
Estas primeras experiencias llevaron al Dr. Hector Quiroz Romero a la elaboración del Programa del Ajusco, en el que se pretendía crear un centro en el sur de la ciudad, en el que se concentraran unidades para la explotación de diversas especies productivas. En 1975, los profesores Carlos Barrón Uribe y Javier Valencia Méndez, solicitaron al comisariado de bienes comunales del pueblo de Santo Tomás Ajusco, el Sr. Martín Peralta, una audiencia ante la asamblea de los comuneros para la asignación de un predio, el cual sería cedido a la UNAM en calidad de comodato para la creación de un centro. Después de varios intentos infructuosos y de acudir a numerosas asambleas, que tenían lugar en el auditorio del pueblo, los comuneros nos permitieron exponer el programa en una de las sesiones. Al final, decidieron otorgar a la UNAM unos terrenos en la zona denominada “Las Lomas”, cercana a la que hoy se conoce como la “y” (i griega).
En mayo de 1976, durante la gestión del Dr. Hector Quiroz Romero, se tomó posesión del predio. Profesores y estudiantes cercaron parte del terreno, algunas partes se empezaron a barbechar y se levantaron cercas provisionales.
Fig 1. Predio que inicialmente se le iba a ceder a la Facultad por parte de los comuneros del Pueblo de Santo Tomás Ajusco, en un lugar conocido como “Las Lomas”
Desafortunadamente, al día siguiente de su ocupación fue necesario desalojar el lugar, ya que los comuneros de San Andrés Totoltepec reclamaron esas tierras en forma violenta. Esos terrenos los tenían en pleito con el Ajusco desde la época de Hernán Cortés. Además, en la prensa aparecieron titulares en los que se decía “la UNAM invade tierras del Ajusco”.
El Dr. Soberón, rector de la UNAM le pidió al Dr. Quiroz que parara ese asunto inmediatamente.
Los departamentos de Zootecnia de Rumiantes y Reproducción, propusieron entonces, desarrollar un programa de extensionismo pecuario, en el que intervinieran los departamentos de la Facultad que impartieran materias aplicativas, buscando en esta forma orientar la enseñanza a la resolución de problemas concretos de la producción pecuaria en una zona determinadas.
En la primera fase del programa, los trabajos se dirigieron a conocer la situación de la ganadería ovina de la región, realizando un análisis para determinar los factores que limitaban la producción. La ecología de la zona del Ajusco y los resultados de los estudios sobre la producción agropecuaria eran atractivos para llevar a cabo investigaciones cuyos resultados se pudieran extrapolar a otras regiones semejantes. Además, un aspecto importante lo constituía su cercanía a Ciudad Universitaria.
Entre 1977 y 1978 se continuó trabajando en el Pueblo de Santo Tomás Ajusco, en cuya región se sembraban más de 30 hectáreas anualmente para producir forraje, con el que se surtía al Rancho Cuatro Milpas y los bovinos, ovinos, caprinos y equinos que existían en la facultad. Tanto la maquinaria de campo, como un pequeño rebaño ovino perteneciente a la Facultad se mantenía en la casa de un productor, el Sr. Eustaquio Huertas Camacho.
CREACIÓN DEL CENTRO OVINO DEL PROGRAMA DE EXTENSIÓN AGROPECUARIA (COPEA)
A partir de las anteriores experiencias el Dr. Carlos Barrón se dio a la tarea de buscar otras posibles opciones que dieron como resultado la adquisición en 1979 por parte de la facultad y durante la gestión del Dr. Juan Garza, de un predio de 3.4 has, localizado en el km 28.5 de la carretera federal a Cuernavaca, sobre la desviación que conduce al Pueblo de Topilejo, sitio en el que se ubica el centro.
En ese lugar se construyeron los corrales y otras instalaciones rústicas pero funcionales, la mayor parte de las cuales estaban hechas a base de madera, lámina, malla de alambre y durmientes de ferrocarril, algunos de los cuales todavía se conservan en los corrales y en la cerca perimetral. Los durmientes fueron donados al Dr. Barrón por el Director de Ferrocarriles Nacionales.
Fig 2. Corrales rústicos del COPEA
Durante muchos años, las oficinas del centro se ubicaron en los únicos cuartos que había en aquel entonces y que actualmente ocupa la quesería.
Inicialmente el COPEA se dedicó únicamente a la producción ovina, llegando a tener una población cercana a 1,500 cabezas.
Para la alimentación de los animales se rentaban tierras en las zonas cercanas al centro y en los llanos del pueblo de Parres. En algún momento se llegaron a sembrar hasta 220 has. El forraje que ahí se producía se ensilaba o se henificaba para la alimentación de los animales, tanto del centro como de los bovinos, ovinos, caprinos y equinos de la facultad .
Fig 3. Construcción del henil del COPEA
Fig 4. Henil terminado
Esta actividad no estaba exenta de peligros, pues llegó a suceder que en las tierras rentadas se encontraran pastoreando ganado de propietarios de la zona. En una ocasión estos animales se llevaron al COPEA debido a que el dueño no estaba presente. Posteriormente los animales fueron reclamados por el ganadero a punta de pistola.
En la gestión del Dr. Garza y bajo la dirección del Dr. Barrón se llevaron a cabo mejoras en el centro. Con el apoyo de la Dirección General de Obras de la UNAM se construyeron los silos, el henil y los corrales que actualmente albergan a los ovinos y caprinos, así como la unidad administrativa (oficinas, la dirección, un aula, almacén, laboratorio y un dormitorio). Durante la construcción de la nuevas instalaciones, ocurrió una tromba con lluvia acompañada de vientos huracanados que provocó la inundación del rancho, obligando a ocupar prematuramente los nuevos corrales, los que se adaptaron para recibir a los animales.
Como parte de su programa de extensión, el COPEA proporcionaba apoyo a los propietarios de rebaños de la región. Además, se había organizado una clínica ambulatoria que a lo largo de tres rutas daba asistencia técnica a diferentes zonas, para lo cual contaba con un Jeep. La primera ruta abarcaba los Pueblos del Ajusco (San Miguel Xicalco, la Magdalena Petlacalco y San Miguel y Santo Tomás Ajusco), llegando hasta “El Volcán”, el Llano del Vidrio, Cantimplora y “El Conejo”, lugares en donde se encontraban diversos rebaños. La segunda comenzaba en la carretera federal a Cuernavaca, en “Fierro del Toro” y seguía hasta El Capulín, Caras Verdes y Jalatlaco (Estado de México). La tercera incluía los pueblos de San Miguel Topilejo, San Mateo Jalpa, San Francisco Tlanepantla, Santa Cecilia, San Salvador y San Gregorio. Estas clínicas ambulatorias eran de gran utilidad para la enseñanza práctica, pues los alumnos tenían la oportunidad de participar en la asesoría técnica y poner en práctica sus conocimientos clínicos no solamente en ovinos sino también en otros rumiantes, cerdos, equinos, conejos y aves
El COPEA fue formado gracias al tenaz trabajo de muchos compañeros de la Facultad, algunos de los cuales son ahora profesores, entre los cuales se pueden mencionar a Antonio Ortiz Hernández, Norma Huerta, Rosa Berta Angulo M, Julio González, Miguel Angel Vega, Jesús Romero, Valentín Espinoza, Sergio Angeles, Nora Aimami, Miguel Angel García, Ricardo Mociño Zarazúa y Jorge Ponce de León.
ORIGEN DEL REBAÑO
El COPEA se formó originalmente de los ovinos que existían en el Rancho Cuatro Milpas, los que ocupaban el área que posteriormente se destinó a las cabras en ese rancho.
Durante el periodo 1980-1983 la población ovina se incrementó y se realizaron diferentes cruzamientos entre los grupos de animales originales (Suffolk, Dorset-Merino y Tabasco) y algunas otras razas como la Romney Marsh y criollo, con el objeto de mejorar la velocidad de crecimiento, el rendimiento en canal y la fertilidad1. Desde hacía varios años se venía trabajando en la creación de una nueva raza, la “Tarset“ (Tabasco x Dorset Horn), proyecto a cargo del Dr. José M. Berruecos V. y el Dr. Carlos Barrón, tendiente a producir un animal mejorado en relación a las partes valiosas de la canal, de mayor peso y tasa de crecimiento y con reducida estacionalidad reproductiva.
Al mismo tiempo se introdujo un programa de intensificación de la frecuencia de pariciones para lograr tener tres partos en dos años, lo que representaba un incremento de 50% de la producción3.
El Dr. Barrón fue director del COPEA de 1979 a 1981, siendo reemplazado por el Dr. Alberto Álvarez Castellanos (1981-1982).
En octubre de 1982, bajo la dirección del Dr. Armando Antillón, el rector de la UNAM, el Dr. Octavio Rivero Serrano inaugura el Centro Ovino del Programa de Extensión Agropecuaria o COPEA.
El programa de extensionismo, que le dio nombre al centro, se vio disminuido durante 1982 y 1983 debido principalmente a la escasez de recursos materiales y humanos; sin embargo, en 1984 se inicia un diagnóstico estático de los rebaños de la periferia de Topilejo, terminándose en 1985 el análisis y procesamiento de dicha información. El resto de la actividad dentro de esta categoría quedó restringida a pláticas a grupos de productores, visitas esporádicas a rebaños para proporcionar asistencia técnica, visitas guiadas en el centro y participación de los académicos en diversos cursos de actualización sobre aspectos de producción ovina y del procesamiento artesanal de la lana1.
La desaparición de la clínica ambulatoria indica la falta de continuidad y la fragilidad de las acciones y programas tendientes a reforzar la práctica de los estudiantes.
Figura 5.- Inauguración del COPEA, GACETA-UNAM, 1982.
A mediados de 1984 ocurrió un brote de Brucella ovis, el cual se logró controlar rápidamente mediante adecuadas medidas de control sanitario. Se llevó a cabo un diagnóstico y seguimiento serológico, eliminando a los animales positivos y sospechosos y se implantó un programa de inseminación artificial a partir de carneros sanos. El programa de inseminación artificial fue implementado por los Dres. Deborah Feldman, Javier Valencia, Antonio Ortiz y Rosa Berta Angulo. Aunque no se logró determinar la vía de entrada de esta enfermedad al centro, se sospechó que pudiera haber sido a través de los trasquiladores.
En ese año, se renta un predio exclusivo de 90 has cultivables, localizado en el Pueblo de Parres, para la producción del forraje del centro, lo que, aunado a una disminución en el tamaño del hato, permitió su autosuficiencia en la producción de avena y tener incluso un excedente1. Las necesidades de alimento balanceado eran cubiertos por la planta de alimentos del Rancho Cuatro Milpas.
Bajo la dirección del Dr. José Manuel Berruecos Villalobos, el Dr. Barrón ocupó la Secretaría de Producción Animal, por lo que el centro tuvo como director al Dr. Marcelino Flores del Ángel (1986-1989). Durante este periodo se hicieron varias engordas de borregos. También se implementó y se experimentó un proyecto del Dr. Berruecos, una novedosa alimentación para rumiantes a base de germinados denominada “la alfombra mágica”, actividad desarrollada por los Dres. Antonio Ortiz y Sergio Ángeles.
Durante este periodo, el COPEA continuaba trabajando su programa de extensionismo con 44 productores.
EL CENTRO DE ENSEÑANZA PRÁCTICA, INVESTIGACIÓN Y EXTENSIÓN EN RUMIANTES (CEPIER)
En 1991, el Dr. Antonio Ortiz tomó la dirección del COPEA. Ese fue el último año que se sembró para producir forraje. Durante el periodo de Semana Santa de 1992, se trasladaron los ovinos del COPEA a los terrenos de un nuevo rancho en el poblado de Tres Marías, así como maquinaria y mobiliario, para la creación del Centro de Enseñanza, Investigación y Extensión en Producción Ovina (CEIEPO)
Bajo la dirección del Dr. Paasch, el COPEA se convierte en el Centro de Enseñanza Práctica e Investigación en Rumiantes o CEPIER, siendo designado como director técnico el Dr. Andrés Ducoing (1992-1995), quedando entonces conformado el centro en ésta fecha, para la atención no solo de ovinos, que ya existían, sino también de bovinos y caprinos. Algunos caprinos (45 cabezas) provenían del Rancho la Serpentina (Querétaro) y de otro productor del Bajío. Igualmente, se trajeron al centro los ovinos, caprinos y algunos bovinos que se encontraban en las instalaciones de la Facultad, en un área de aislamiento para “Enfermedades Infecciosas”, que actualmente ocupa el Bioterio y del propio establo perteneciente a lo que en algún tiempo fuera el Departamento de Grandes Especies. Los bovinos se alojaron en un par de corrales, que en esa época era el estercolero, siendo ya a mediados de 1992 cuando se realiza el traslado completo del hato existente en Ciudad Universitaria al CEPIER. Además, se trajeron otros ejemplares del Rancho Cuatro Milpas y del Rancho San Francisco.
Posteriormente, con el trabajo conjunto de los Profesores de las áreas de Bovinos, tanto de Leche como de Carne y de las Clínicas de la propia facultad, se diseñaron los corrales que albergan a los bovinos actualmente. Al mismo tiempo, se inicia la construcción de un nuevo edificio, que contuviera cubículos adecuados para los profesores del Departamento de Rumiantes que quisieran venir al Centro a desarrollar sus actividades tanto académicas como de investigación en un ambiente favorable. El edificio, que además de contener los cubículos de profesores, un área destinada a cómputo, una biblioteca y un aula, se terminó de construir en septiembre de 1995. El Dr. Arturo Olguín ocupa la dirección del centro de 1996 a 1997. Durante este periodo el centro se convierte en la sede del Departamento de Producción Animal Rumiantes, aunque en realidad nunca ocurrió el traslado completo del Departamento de Rumiantes al centro.
En este Centro se impartían clases de algunas asignaturas como eran:
Exterior y Manejo de los Animales Domésticos, Zootecnia General, Propedéutica, Clínica de Ovinos y Caprinos, Zootecnia Caprina, Bovinos productores de Leche y Bovinos Productores de Carne.
Con las modificaciones del Plan de Estudios de 1993 se implementaron en el centro las asignaturas de Producción Caprina, Bovinos Productores de Leche, Bovinos Productores de Carne y Aseguramiento de la Calidad de los Productos y Subproductos Pecuarios.
EL CENTRO DE ENSEÑANZA PRÁCTICA E INVESTIGACIÓN EN PRODUCCIÓN Y SALUD ANIMAL (CEPIPSA)
Al inicio de la gestión del Dr. Luis Zarco, el Dr. Antonio Ortiz asume un interinato de 6 meses, siendo reemplazado por el Dr. Javier Valencia Méndez a partir de julio de 1997.
Bajo la dirección técnica del Dr. Javier Valencia, el centro cambia su nombre y su función o finalidad para constituirse como el Centro de Enseñanza Práctica e Investigación en Producción y Salud Animal (CEPIPSA).
Debido a que tanto la labor de enseñanza práctica, como la de investigación era difícil de llevar a cabo en los otros centros de producción de la facultad, se propuso el transformarlo en un centro donde los alumnos pudieran realizar todo tipo de prácticas médicas, quirúrgicas y reproductivas.
Su segunda función principal estaría enfocada a proporcionar a los profesores de la facultad un lugar idóneo para poder llevar a cabo sus investigaciones. En esta forma la producción quedaría subordinada como una actividad colateral, a excepción de proyectos especiales que contaran con financiamiento para tal fin.
Por su proximidad, a sólo 20 minutos de Ciudad Universitaria, el centro es el más utilizado por profesores y alumnos. En él se realizan las prácticas de 240 grupos, con un total aproximado de 5,500 alumnos cada semestre. En cuanto a la labor de investigación, anualmente se llevan a cabo entre 15 y 20 proyectos, principalmente en las áreas de reproducción, nutrición, sanidad y ciencia de la carne.
También se impartieron clases en éste Centro en la Modalidad B de Ranchos, en materias como Reproducción, Producción Caprina, Producción de Bovinos de Carne y Bovinos productores de Leche. Además, se continuó con gran aceptación La Práctica Profesional Supervisada.
Como consecuencia del paro de labores en la UNAM, durante el año de 1999 una parte importante del presupuesto destinado para el mantenimiento de las instalaciones de la Facultad no se ejerció, por lo que fue reprogramado para aplicarse a los Centros de Enseñanza e Investigación. Gracias a estos recursos se construyeron en el CEPIPSA la planta de alimentos, la barda de colindancia sur, las guarniciones de concreto y 10 corrales para los sementales10.
También durante esta administración se adaptó un local para el Taller de la Ciencia de la Carne, se instaló una báscula para el pesaje de los camiones que surten
de forraje a la explotación y se implementaron corraletas individuales para pequeños rumiantes y para los bovinos.* Además, con la colaboración de los directivos de la Planta de Asfalto del Distrito Federal se asfaltaron todas las vías de comunicación del centro sin costo alguno.
Desde 1997, el CEPIPSA tuvo acceso a Internet vía MODEM, siendo enlazado a la red en abril del 2002, lo que constituyó un fuerte apoyo para las labores docentes y de investigación.
El Puma, símbolo de la UNAM
El CEPIPSA ha sido desde 1986 el lugar donde se tiene la mascota o símbolo de la UNAM: el Puma. Estos animales representan a la UNAM en los partidos de Futbol Americano y ocasionalmente son solicitados para las fotografías de generación de diversas facultades de la institución.
El primer puma del centro fue un macho que había sido decomisado en la aduana. El animal se le obsequió al rector, el Dr. Octavio Rivero Serrano, sin embargo, en aquel tiempo no se tenían las jaulas indispensables para mantenerlo, por lo que se envió temporalmente al Zoológico de Aragón en tanto estas se construían.
El puma era de una variedad argentina, por lo que recibió el nombre de “el Pibe”. Una vez terminada la jaula, el felino se instaló dentro del centro. Para buscar la pareja se adquirió otro ejemplar, sin embargo, resultó que se trataba de otro macho, por lo que se les cambió a los hermanos Gurza por una hembra, que recibió el nombre de “Maya”. Esta pareja tardó varios años en reproducirse, pues las hembras tienen una pubertad tardía, lo cual se desconocía.
La primera camada consistió en una pareja de cachorros, hembra y macho, que recibieron los nombres mixtecos de Vilu y Vendi. Ambas crías fueron cambiadas al Dr. Luis Palazuelos por una cachorra domesticada llamada “Toshka”, proveniente del zoológico de Zoofari. El Pibe y la Maya tuvieron dos camadas más, los cachorros de una de ellas (dos crías) se enviaron al zoológico de Aragón. De la tercera camada, el cachorro hembra muere y el macho permanece en el centro, tomando el nombre de “Elmer”.
La Toshka vivió durante muchos años en el pequeño jardín de las instalaciones administrativas, mientras que para alojar a Elmer se construyó una jaula de malla a un lado del henil.
El carácter de Elmer siempre fue más agresivo que el de la Toshka, lo que dificultaba su manejo. En una ocasión escapó de su jaula y mató a unos perros en el terreno contiguo al rancho, siendo capturado nuevamente.
En 1999 se modificaron las jaulas ya existentes de los pumas, para proporcionarles un espacio y un manejo más adecuado, con guaridas elevadas, troncos y sombra artificial.
El cuidado, alimentación y manejo de los pumas ha sido la labor de un grupo de trabajo integrado constituido por veterinarios y alumnos de la Facultad, bajo la supervisión del Departamento de Etología,
Literatura citada:
1. Antillón RA.. Informe de Actividades 1981-1985. Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia. Universidad Nacional Autónoma de México (1985)
2. Antillón RA.. Organización Académica 1984-1985. Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia. Universidad Nacional Autónoma de México (1985)
3. Barrón C, Valencia J, Berruecos JM. Productividad en siete grupos raciales de ovejas. III Comparación entre los sistemas de un parto anual y tres partos en dos años. Reunión de Investigación Pecuaria en México, México, D.F., Pág 226 (1985).
4. Berruecos VJM. Informe de Labores 1989. Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia. Universidad Nacional Autónoma de México (1989)
5. Garza RJ. Organización Académica 1978. Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia. Universidad Nacional Autónoma de México (1978)
6. González J. Fertilidad obtenida en ovejas después de la sincronización del ciclo estral mediante el uso de esponjas vaginales impregnadas de acetato de fluorogestona e inseminadas artificialmente. Tesis de Licenciatura. Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia. Universidad Nacional Autónoma de México, 1977.
7. Huerta N, Barrón C y Valencia J. Descripción de corrales para ovinos en la zona del Ajusco. Revista Veterinaria y Zootecnia 2:10-11 (1981)
8. Mendoza G. Evaluación de la eficiencia productiva de tres explotaciones ovinas en la zona del Ajusco, D.F. Tesis de Licenciatura. Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia. Universidad Nacional Autónoma de México, 1977.
9. Valencia J, Mendoza G, Barrón C, Fernández-Baca,S. Manejo y reproducción de ovinos en la región del Ajusco. Vet. Méx. 9:85-90 (1978).
10. Zarco QL. Informe de Labores 1997-2001. Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia. Universidad Nacional Autónoma de México (2001)
Agradecimientos
Quiero hacer patente mi agradecimiento a los Dres. Antonio Ortiz, Sergio Ángeles, Aldo Alberti, Julio Cervantes y a todas las personas que proporcionaron información y revisaron la veracidad del documento
Nota aclaratoria:
Parte de esta información fue publicada en: Valencia MJ. Centro de Enseñanza e Investigación Práctica en Producción y Salud Animal: En Historia de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM, 1853-2003. Quiroz RH y Cervantes SJM (eds). Talleres de Ediciones Medicina y Cultura, 2003:551-555.
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