Las Novenas de Beethoven



Ana María Román Díaz
Biblioteca MV José de la Luz Gómez
Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia
Universidad Nacional Autónoma de México
México, D. F., C. P. 04510
Email: anacarlo@unam.mx
Autor de 343 obras, la primera a los 11 años, 205 de las cuales fueron conocidas después de su muerte, debido a la majestuosidad de Ludwing van Beethoven (1770-1827), contenida en su Novena Sinfonía (Sinfonía n.º 9 en re menor, op. 125), a 195 años de haber sido creada, considero conveniente repasar algunos de sus aspectos más relevantes.
Estrenada el 7 de mayo de 1824, dirigida por él, siendo esta la última aparición en público del compositor.
Fue la primera obra sinfónica que incluyó percusiones y coro.
Aborda la tristeza, alegría, soledad, libertad y amor, escribió más de 200 versiones de la oda.
Para algunos expertos, marcó el final del clasicismo musical.
Tiene una duración de 74 minutos, lo que no era usual en esa época.
La compuso completamente sordo, pero no era solo no oír, sino que le representaba tener constantemente un zumbido y una gran molestia, además de otras enfermedades que hicieron su vida insoportable.
En 1937 se interpretó para celebrar el cumpleaños del Führer y en 1945 para anunciar su suicidio.
La partitura original está inscrita en el Registro de la memoria del mundo de la UNESCO.
A partir de 1972 es utilizada como himno de la Unión Europea y desde 2001 es considerada patrimonio de la humanidad, desgraciadamente parece que no se ha comprendido bien la letra ni su intención.
Alrededor de 1798, Beethoven empezó a notar que estaba perdiendo el oído; tras consultar a diversos médicos, el último de los cuales le aconsejó, en 1802, que viviera durante unos meses en una tranquila localidad próxima a Viena, Heiligenstadt. Allí compuso varias obras e incluso comenzó la Tercera sinfonía. Pero comprendió que la cura no surtía efecto y que el avance de la sordera era incontenible e implacable.
En 1801 escribe una carta a Wegeler, en la que menciona “No puedo negarlo, los zumbidos y los ruidos son ligeramente menos intensos de lo que eran antes, sobre todo en el oído izquierdo, donde empezó mi sordera…pero ésta no ha mejorado… Durante un tiempo mi energía física ha mejorado más y más y, por consiguiente, también mi fuerza mental… agarraré al destino por la garganta; seguramente no me doblegará ni me aplastará por completo”.
“Vivo por completo en mi música. Tan pronto como termino una composición, empiezo una nueva. Con este ritmo de trabajo, con frecuencia produzco tres o cuatro composiciones al mismo tiempo”
A partir de 1821, a los cincuenta y dos años, su sordera es total, escuchaba un molesto zumbido y algunos sonidos de baja frecuencia con el oído izquierdo; probó toda clase de instrumentos para la sordera, pero ninguno le funcionó.

Fue bautizado y educado como católico, recibió los últimos sacramentos y un entierro eclesiástico; pero vivió su vida más bien como un librepensador bajo la creencia de un dios personal. Se menciona que mostró interés por el hinduismo y otras religiones orientales, aunque cuando se hizo cargo de su sobrino Karl, se aseguraba de que recibiera los sacramentos.
En marzo de 1827, destrozado por diversas enfermedades, se puso a morir. Por sugerencia de su médico, Beethoven aceptó que un sacerdote le administrase la extremaunción; tras ello, el compositor exclamó: “¡Gracias, Señor espiritual! ¡Me ha aliviado!”
Sin embargo, en su repertorio se incluyen misas y oratorios. Él mismo consideraba Su misa solemne en re menor como la más grande y mejor lograda composición y los conocedores la ubican entre una de las más grandes obras del compositor.
Abatido por ese constante zumbido en los oídos y por las consecuencias profesionales y humanas de sus dolencias, escribió un conmovedor documento a modo de testamento personal. En él confesaba que había pensado en el suicidio, pero que al final decidió seguir adelante para servir al ideal de su arte y al enorme talento otorgado por la Divinidad. En cierto modo, se presentaba a sí mismo como un héroe que sufre y renace, igual que el protagonista de la sinfonía que terminaría poco después.
La carta que escribió, conocida como Testamento de Heiligenstadt, fue escrita en 1803 y dice así:
"Oh, hombres, que pensáis o decís que soy malévolo, obcecado o misántrópico, qué poco me comprendéis. Desconocéis la causa secreta que me hace mostrarme como tal ante vosotros [...] desde hace seis años me he visto atacado por una seria dolencia [...]. Ah, ¿cómo podría aceptar una enfermedad en el único de los sentidos que, en mi caso, debe ser más perfecto que los otros...? Oh, no puedo hacerlo, y por ello os pido que me perdonéis cuando veis que me retiro [...] qué humillación la mía cuando alguien que está junto a mí oye una flauta en la distancia y yo no oigo nada, o cuando alguien oye a un pastor cantando y de nuevo sigo sin oír nada. Incidentes como esos me llevan a la desesperación; un poco más y habría puesto fin a mi vida.
Sólo mi arte me ha detenido. Oh, me parecía imposible dejar este mundo antes de haber creado todo aquello que soy capaz de crear [...]. Divinidad, tú ves mi alma más recóndita, tú sabes que en ella mora el amor por la humanidad y el deseo de hacer el bien. Oh, mis semejantes, si alguna vez leéis esto, considerad la injusticia que habéis cometido conmigo [...]. Adiós, y no os olvidéis del todo de mí cuando esté muerto".

Recientemente escuché una Novena Sinfonía sin pretensiones, pero tan bien interpretada, con una claridad en la ejecución de cada instrumento musical, incluidas las voces de solistas y coro (Novena Sinfonía de Beethoven. Camerata Metropolitana. Director artístico Humberto López Sánchez, 29 de junio, 2019), que me hizo reflexionar en que debe ser disfrutada, en primer lugar, pero también analizada y comprendida hasta sus últimas palabras y además de utilizarla como un himno a la humanidad universal, a la vida y tomada como guía a seguir:


Texto original

Bariton Solo
O Freunde, nicht diese Töne!
Sondern laßt uns angenehmere anstimmen,
und freudenvollere.
Freude! Freude!
Quartett mit Chor
Freude, schöner Götterfunken,
Tochter aus Elysium,
Wir betreten feuertrunken,
Himmlische, dein Heiligtum.
Deine Zauber binden wieder,
Was die Mode streng geteilt;
Alle Menschen werden Brüder,
Wo dein sanfter Flügel weilt.
Wem der große Wurf gelungen,
Eines Freundes Freund zu sein,
Wer ein holdes Weib errungen,
Mische seinen Jubel ein!
Ja, wer auch nur eine Seele
Sein nennt auf dem Erdenrund!
Und wer´s nie gekonnt, der stehle
Weinend sich aus diesem Bund!
Freude trinken alle Wesen
An den Brüsten der Natur,
Alle Guten, alle Bösen
Folgen ihrer Rosenspur.
Küsse gab sie uns und Reben,
Einen Freund, geprüft im Tod.
Wollust ward dem Wurm gegeben,
Und der Cherub steht vor Gott.
Tenor Solo & Chor
Froh, wie seine Sonnen fliegen
Durch des Himmels prächtgen Plan,
Laufet, Brüder, eure Bahn,
Freudig wie ein Held zum Siegen.
Chor
Seid umschlungen, Millionen!
Diesen Kuss der ganzen Welt!
Brüder - überm Sternenzelt
Muss ein lieber Vater wohnen.
Ihr stürzt nieder, Millionen?
Ahnest du den Schöpfer, Welt?
Such ihn überm Sternenzelt,
Über Sternen muss er wohnen.
Chor
Freude, schöner Götterfunken,
Tochter aus Elysium,
Wir betreten feuertrunken,
Himmlische, dein Heiligtum.
Deine Zauber binden wieder,
Was die Mode streng geteilt;
Alle Menschen werden Brüder,
Wo dein sanfter Flügel weilt.
Freude, schöner Götterfunken,
Tochter aus Elysium,
Freude, schöner Götterfunken!
Traducción

Solo de barítono
¡Oh amigos, no esos tonos!
Entonemos otros más agradables y
llenos de alegría.
¡Alegría, alegría!
Solo de Cuarteto de voces y Coro
¡Alegría, bella chispa divina,
hija del Elíseo!
¡Penetramos ardientes de embriaguez,
¡Oh celeste, en tu santuario!
Tus encantos atan los lazos
que la rígida moda rompiera;
y todos los hombres serán hermanos
bajo tus alas bienhechoras.
Quien logró el golpe de suerte,
de ser el amigo de un amigo.
Quien ha conquistado una noble mujer
¡Que una su júbilo al nuestro!
¡Sí! que venga aquel que en la Tierra
pueda llamar suya siquiera un alma.
Pero quien jamás lo ha podido,
¡que se aparte llorando de nuestro grupo!
Se derrama la alegría para los seres
por todos los senos de la Naturaleza.
todos los buenos, todos los malos,
siguen su camino de rosas.
Ella nos dio los besos y la vid,
y un amigo probado hasta la muerte;
Al gusanillo fue dada la Voluptuosidad
y el querubín está ante Dios.
Solo de Tenor y Coro Masculino
Alegres como vuelan sus soles,
A través de la espléndida bóveda celeste,
Corred, hermanos, seguid vuestra ruta
Alegres, como el héroe hacia la victoria.
Coro
¡Abrazaos Millones de seres!
¡Este beso al mundo entero!
Hermanos, sobre la bóveda estrellada
Debe habitar un Padre amante.
¿Os postráis, Millones de seres?
¿Mundo, presientes al Creador?
¡Búscalo por encima de las estrellas!
¡Allí debe estar su morada!
Coro
¡Alegría, bella chispa divina,
hija del Elíseo!
¡Penetramos ardientes de embriaguez,
¡Oh celeste, en tu santuario!
Tus encantos atan los lazos
que la rígida moda rompiera;
y todos los hombres serán hermanos
bajo tus alas bienhechoras.
¡Alegría, bella chispa divina,
hija del Elíseo!
¡Alegría, bella chispa divina!

Referencias

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