El Rincón de las Flores




 Khatia Macedo


Érase una vez, en una granja llamada “El rincón de las flores”, había una pequeña escuela a la cual asistían pequeñas becerras para aprender a cómo ser buenas productoras. La maestra era una vaca madura, con buena experiencia en producción de leche y su nombre era Clarabella. Un día una becerra llamada Sol llega muy temprano a la escuela, ya que tenía una gran inquietud.
Sol: ¡Maestra! ¡Maestra! Quisiera poder tener ya a un becerro.
Clarabella: Pero mi pequeña Sol, aún eres muy pequeña para ello, además necesitas muchas cosas que tu cuerpo aun no produce.
Sol: ¿Necesito producir cosas?
Clarabella: Hormonas, Sol; necesitas una gran cantidad de hormonas que serán producidas en tu hipotálamo, hipófisis y demás órganos endócrinos.
Sol: Pero no entiendo, ¿qué tiene que ver el cerebro con tener un becerro?
Clarabella: Mira.
Ella dibuja en el pizarrón un cerebro, un hipotálamo y una hipófisis.
Clarabella: Cuando llegamos a la pubertad, y tenemos la cantidad necesaria de tejido adiposo, se produce leptina, que viaja por el torrente sanguíneo hasta el cerebro y le avisa que ya estamos listas para la producción; entonces el cerebro envía una señal al hipotálamo para que comience con el proceso. El hipotálamo es el centro regulador más importante de nuestro cuerpo, ahí se regula cuando te da hambre, sed, la saciedad, cuando te da sueño, entre muchas otras cosas; también ahí es donde se da la diferenciación sexual, ya que si están presentes ovarios o testículos, se envían las hormonas al cerebro, testosterona y estrógenos. Entonces el hipotálamo, al recibir la señal del cerebro, comienza a producir unas hormonas llamadas Liberadoras de Gonadotropinas, o GnRH, las cuales llegan a la adenohipófisis y ordenan a que se produzcan Hormonas Luteinizantes, o LH, y Hormonas Estimulantes de los Folículos, o FSH. Ambas hormonas viajan a través de la sangre y llegan a los ovarios, donde la FSH estimula a que los folículos produzcan óvulos, que son la semilla para la formación de un nuevo ser. Los folículos están formados por: células de la teca externa, células de la teca interna, la capa lipídica propia del estroma y células de la granulosa en su interior. La LH llega a las células de la teca interna para que se produzca testosterona.
Sol: Pero la testosterona es propia de los machos, ¿no?
Clarabella: Hembras y machos tenemos estrógenos y testosterona, pero se producen más hormonas dependiendo del género. Continúo: ya que se produjo la testosterona, como es de origen esteroidal…
Sol: Atraviesa fácilmente la capa lipídica del folículo.
Clarabella: Exacto, te has ganado un punto.
En ese momento llegan otras seis becerras, a las que les interesó el tema y ponen atención.
Clarabella: La testosterona viaja al folículo y en las células de la granulosa se transforma en estrógenos, que viajan nuevamente por la sangre hasta el cerebro y le dicen que se necesitan más como ellos; así que el cerebro vuelve a mandar señales al hipotálamo de que se produzca más GnRH para ser enviada a la adenohipófisis a que se produzca ahora más LH y, tras una serie de pasos transformarse en más estrógenos, hasta que ocurra una ovulación.
Linda: ¿Hasta ese momento puede una hembra quedar gestante?
Clarabella: Sí, pero solamente hasta que hay la presencia de las células sexuales de un macho: espermatozoides.
Becerras: ¡Guácala!
Clarabella ríe a carcajadas.
Clarabella: Pero son necesarios para la concepción, además no conozco seres vivos que nazcan por generación espontánea.
Nena: ¿Y cómo es que cuando nacen los becerros, las mamás ya tienen leche para alimentarlos?
Clarabella: Cuando hay gestación, también se producen una serie de hormonas además de los estrógenos, que al estar aumentados en concentración, estimulan a que crezca la glándula mamaria y, en conjunto con la progesterona, estimulan el desarrollo de los alveolos, que es el lugar donde comienza la producción de leche.
Brisa: Maestra, ¿pero de dónde proviene la progesterona?
Clarabella: Los folículos al soltar al óvulo en la ovulación se transforman en cuerpos lúteos, entonces las células de la teca interna se transforman en células lúteas chicas y las células de la granulosa en células lúteas grandes, ambas células generan la progesterona, que es la que viaja al hipotálamo a través de la sangre y le dice que ya no se necesitan más estrógenos, porque ya se llevó a cabo la ovulación.
Linda: Tal como si fueran soldados y mensajeros.
Clarabella: Las mamás producen leche cuando están gestantes, pero algunas necesitan la presencia de sus becerros para que puedan tener una buena producción de leche; en este caso, a la mamá le llegan estímulos visuales, olfatorios, táctiles y de sonido de parte de sus becerros.
Todas: ¡Ay, qué lindo!
Clarabella: Al momento en que nace un becerro, se secreta la primera leche de la mamá, y se llama calostro.
Sol: ¿Y qué es lo que contiene el calostro?
Clarabella: Contiene proteínas, albúminas, caseína, grasa, entre otras cosas, además de anticuerpos que le confiere al hijo para que crezca grande y fuerte.
Sarah: ¿Qué es lo que hace que las mamás produzcan más leche para sus hijos?
Clarabella: Buena pregunta; cuando los becerros se amamantan o toman la leche de su mamá, las ubres de la mamá se estimulan y mandan señales al hipotálamo para que aumente la secreción de oxitocina y prolactina, que son hormonas que ayudan a que los lóbulos y lobulillos produzcan más leche.
Luna: ¿Y cuando un becerro ya no quiere leche y su mamá continúa produciéndola?
Clarabella: Ahí es cuando entran nuestros amigos los granjeros. Como la mamá sigue produciendo leche, llega el momento en que nos sentimos incómodas al tener tanta leche en las ubres que por eso nos ordeñan y, aparte de que es un alivio para nosotras despojarnos de tanta leche, ellos la venden para que otros niños de todo el mundo la tomen e, igualmente, crezcan fuertes y sanos.
Clarabella levanta la mirada y observa que todas sus alumnas han llegado y las ha dejado con la boca abierta.
Sol: Entonces, definitivamente aun no estoy lista para tener un becerro, esperaré hasta que llegue el momento.
Clarabella: Sí, es lo mejor. Bueno, espero que hayan puesto mucha atención, porque les voy a hacer un examen de lo que acabo de decir.
Todas: ¡Ay, no!

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