Brujas

Carlos Angeles “Caedanto”

Me gustan las brujas, siempre me han cautivado, desde las viejitas tipo la malvada de Blancanieves con la típica túnica negra, hasta las seductoras brujas de palacio. Algo hay en las brujas que me inspira respeto, pero sobre todo curiosidad. ¿Quiénes son estas mujeres a quienes todos temen y que no siempre parecen ser las malvadas que dicen? ¿Cómo obtuvieron los poderes que se les atribuyen? ¿Qué dice el libro de encantamientos que suele aparecer en sus historias?

No soy un experto en el tema, claro, pero me parece que con un poco de sentido común hay mucho más atrás que la historia de la mujer malvada con poderes demoniacos.

El origen sin duda es el medio rural, y se remonta a los mismos orígenes de las grandes civilizaciones antiguas; ya en la biblia se habla de la brujería, en la Roma se dictaron leyes para combatirla, y para la edad media ya era francamente perseguida por una bula papal; ocasionando según algunos cálculos hasta 100 000 muertes, de las cuales un 80% eran mujeres.

Si bien algunas mujeres de clases privilegiadas no se salvaron de ser acusadas de brujería, una inmensa mayoría no eran otra cosa que curanderas y parteras de clases desfavorecidas que tenían conocimientos de herbolaría, y a quienes los hombres con estudios veían con recelos. Hay quienes creen que la imagen de la bruja volando en su escoba, proviene de estas mujeres, que usaban ramas de ciertos arbustos para calmar malestares en las zonas genitales, generalmente plantas con propiedades alucinógenas aunque hay quienes creen que es una imagen surgida de tradiciones relacionadas con el hogar y el matrimonio. Muchas brujas fueron acusadas y terriblemente torturadas; algunas de ellas, personajes importantes víctimas de algún enemigo poderoso que no vacilaba en señalarlas para deshacerse de ellas.

Un aspecto poco mencionado de las brujas, tal vez porque se habla de ellas principalmente en cuentos para niños, aunque Hollywood también lo ha censurado en sus películas de terror, es el libertinaje sexual. No es de extrañar que en verdad fueran aficionadas a los placeres de la carne más allá de lo que las castas conciencias religiosas podían aceptar, de hecho es muy posible que fuera su sexualidad la causa de ser vistas como brujas y no la brujería la causa de sus apetitos "malsanos"; la iglesia siempre condenó todo lo referente a la sexualidad, y una demasiado manifiesta, con seguridad era signo de relaciones con el maligno. Las referencias a los aquelarres abundan en la literatura; reuniones secretas en lo profundo del bosque en noches de luna para rendir culto al demonio, que bien pudieron haber sido encuentros para compartir sus rústicos conocimientos "médicos" o bien, para efectivamente dar rienda suelta a las pasiones lejos de ojos inquisidores. Suena lógico que tuvieran que esconderse para compartir conocimientos, o para disfrutar con libertad de los placeres de la vida en un tiempo en que todo era visto con malos ojos.

En general las brujas siempre se han asociado al demonio, en muchos documentos se hace referencia a un pacto con Satán con el que renuncian a Dios, para dedicarse a satisfacer los deseos del maligno. Fueron acusadas de actos como robar niños, lanzar maldiciones que conducían a la desgracia o la muerte de sus enemigos, transformarse en animales o de directamente dedicarse a profanar los sacramentos, como parte de sus actividades obligadas por el contrato realizado con el demonio.

Analizando todo lo que se dice de las brujas, lo que está asentado en documentos desde la biblia hasta nuestros tiempos, si eliminamos las supercherías, la ignorancia propia de las distintas culturas y claro, que debieron existir muchas mujeres que en verdad gustaban de hacer el mal; nos quedamos con lo que hace que me gusten tanto las brujas: mujeres rebeldes, con conocimientos que bien pudieron ser en un origen rudimentos del pensamiento científico, que estaban en contra de lo establecido, que no tenían miedo de manifestar su sexualidad y el deseo de vivir más allá de los cánones de la época que les toco vivir. Mujeres que desafiaban el poder masculino, tan temidas que terminaban siendo perseguidas, torturadas y asesinadas por miles. Me gustan las brujas, las de las leyendas y cuentos para niños; pero me gustan más las de carne y hueso que son fieles a sí mismas, que van por el mundo armadas de conocimientos atemorizando a los pusilánimes, desafiando los clichés para ser libres a pesar de los muchos juicios en su contra. Me gustan las brujas, y me pregunto en qué mundo viviríamos si en lugar de perseguirlas hubiesen sido aceptadas como parte importante de la sociedad.

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