Soñé un sueño




Ana María Román Díaz
Biblioteca MV José de la Luz Gómez
Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia
Universidad Nacional Autónoma de México
México, D. F., C. P. 04510

Soñé que iba al futbol. Pumas vs Atlas; de repente aparecí parada afuera del estadio México 68, buscando la puerta para entrar, como era un boleto de cortesía, de esos que nos da el sindicato; buscaba yo la puerta H. Por fin la encontré, había una fila enorme; ni hablar, a formarse. Pensaba yo que había sido todo un trámite engorroso conseguir el boleto, pero estaba satisfecha por haberlo conseguido.
También pensé que qué diablos hacía yo ahí, si es mucho más fácil conseguir boletos para los conciertos de la OFUNAM, además de que me dan dos boletos de cortesía ¿qué tengo que estar haciendo aquí, sola y asoleada?
En eso veo pasar a un muchacho con una playera del Atlas que trataba de entrar por la puerta H, con un boleto de cortesía igual al mío. Se acercaron varios individuos (llamarlos estudiantes de la UNAM, me duele) y lo comienzan a agredir, lo empujaron y lo insultaron. El joven les dijo que se tranquilizaran, que cuál era el problema, cada quien le va y apoya a su equipo; se quita los lentes como dispuesto a intercambiar algunos golpes, ya que los “pumas” estaban cada vez más agresivos. En eso uno de los pumas lo arrincona y le pide dinero; eso enardece al joven y le reclama, pero voltea a ver y observa que se acercan cientos de vándalos disfrazados de pumas contra él. Decide correr y hacia donde iba, se topaba con más pumas. Logra llegar con unos policías y ellos le dicen “pero, a quién se le ocurre venir con esa camiseta, te van a golpear y nosotros no podemos hacer nada”.
La cara del joven con la camiseta del Atlas era una mezcla de coraje, impotencia, decepción. Les dice a los policías “tengo mi boleto, solo quiero entrar”. A lo que el que vigilaba la entrada H, le contesta “por traer esa camiseta, no te puedo dejar entrar por aquí. Ve a revender tu boleto y compras otro para externos, por aquí no vas a entrar”.
La odisea del joven para ir de un lado a otro con su camiseta del Atlas, vender su boleto y comprar otro, fue épica, pero lo logró. Finalmente encontró la puerta adecuada y entró con la porra del Atlas.
Él iba acompañado de amigos que no le iban al Atlas, pero ante tal jaleo, no les quedó otro remedio que ir a no sentarse (porque la porra no se sienta, se queda de píe) y hacer voto de silencio para no gritar ni emocionarse ante las buenas jugadas ni el gol de última hora de los pumas.
Como la fila para la puerta H era enorme, tuve tiempo de contemplar todo el recorrido y las penurias que le sucedieron a ese joven, cuyo deseo era simplemente asistir a presenciar un deporte favorito y apoyar a su equipo. Tuve tiempo de reflexionar varias cosas:
¿Qué hago aquí, si el futbol no me interesa, absolutamente nada? Ni en sueños pensé que estaría aquí.
Espectáculos como este requieren público y entre más sean, mejor, ya que hay más utilidades. ¿Por qué agredir a los asistentes de esa manera tan estúpida? Solo en sueños absurdos han de suceder cosas así.
Conozco personas que estudian o trabajan en la UNAM y le van al américa, cruz azul, etc.; no veo el porqué del problema. No me parece lógico que pase eso; yo soy puma de corazón, glóbulos azules y oro circulan por mis venas, pero no me gusta absolutamente nada el futbol ni ningún deporte que implique violencia ¿cuál es el problema?
Pumas, estudiantes, ¿académicos?, empleados de nuestra máxima casa de estudios, corazón de la ciencia, la cultura, la ¿educación?
Universitario, que proviene de una universidad – universalidad (cualidad de universal). Instituto público de enseñanza donde se realizan los estudios mayores de ciencias y letras. Se promueve la enseñanza superior, la investigación y la difusión de la cultura.

Resalté la palabra universalidad, peleamos por la no exclusión, la defensa de las minorías, la no discriminación, entre otros muchos más discursos que parecen quedar en el aire porque los “universitarios” no son capaces de tolerar ver a un solo e indefenso hombre vestido diferente, ya que se le van a “ir encima”. Pero eso sí, se requieren cientos o miles (así los vi en mi sueño) para acabar con una minoría de uno. Cómo se llama eso ¿espíritu deportivo? ¿Efecto de masa? ¿Cobardía?
Me encantan las definiciones, así que busqué que significa ser universal: perteneciente o relativo al universo. Que comprende o es común a todos en su especie, sin excepción de ninguno. Que lo comprende todo en la especie de que se habla. Que pertenece o se extiende a todo el mundo, a todos los países, a todos los tiempos. Que por su naturaleza es apto para ser predicado de muchos.
Pues, cada vez entendí menos. Ya no supe si entré al estadio, mi sueño acabó. Desperté sintiendo vergüenza por los que llevan una camiseta puma. También pensé “eso debe pasar en todos los estadios” ¿eso me consuela? ¿Mal de muchos? No sé, no creo.
¿Eso es ser fanático de un deporte?
Lo bueno es que solo fue un sueño y los sueños, sueños son.

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