Felipe
Román López
Título: Una vida con buen humor
Autor: Armando Fuentes Aguirre (Catón)
Edición: 1ª. Junio de 2011
Editorial: Planeta Mexicana, S. .a de C. V.
Número de páginas: 233
El autor es un escritor reconocido por sus
múltiples libros y comentarios periodísticos en sus columnas diarias.
Licenciado en Derecho, en Letras Españolas y en Pedagogía.
Originario de Saltillo, Coahuila, estudió en el
Ateneo Fuente, en la Universidad de Coahuila, en la Escuela Normal Superior de
su Estado y en la UNAM.
En el prólogo dice que la risa es un don divino
que nos hace humanos y, como ultílogo relata la oración de Tomás Moro.
La descripción de sus chistes lo hace por temas,
casi en orden alfabético.
Señalemos algunos de los más cortos para que nos
hagan, al menos, esbozar una sonrisa:
-La adivina observa con atención profunda su
bola de cristal y luego dice a la joven mujer que había ido a consultarla: “Te
casarás con un hombre guapo, rico e inteligente”. “¿Ah sí?-pregunta con voz
hosca la muchacha-¿Y qué haré con el hombre feo, pobretón e indejo con el que
estoy casada?”.
Le cuenta una señora a otra: “Por las noches mi
marido me recuerda a Clark Gable”. “¿Por lo ardiente?-pregunta la
amiga-.”No,-responde la señora-. Por lo muerto”.
Una señora le pregunta a su amiga, que era nueva
rica: “Oye, ¿es cierto que tu marido tiene un Picasso precioso?”
“¡Anda!-exclama la otra desdeñosamente-.¡Eso cuando era joven! ¡Ahora ya ni a
piquillo llega!”.
Le cuenta un tipo a su amigo: “Mi hijo no quiere
ningún trabajo en el actual Gobierno. Le tiene un odio feroz”. “¿Al Gobierno?”.
“No. Al trabajo”.
La hormiga se encuentra a la cigarra llorando
desconsoladamente.
“¿Por qué lloras, cigarra?” –le
pregunta-. “Es que el médico me prohibió
el cigarro” –responde-.
Aquel señor amonestó a su hijo adolescente: “Si
incurres en placeres
solitarios la vista se te va a
debilitar”. Le indica el muchacho agitando
los brazos: “Acá estoy, papá”.
Casó con una viuda Babalucas. “A
la luna de miel me fui yo solo –contaba a sus amigos-. Ella ya había pasado por
todo eso”.
Babalucas cantaba a voz en cuello: “León, león”.
“Tienes la partitura al revés- le indica el que estaba a su lado-.Es Noel,
Noel”.
El pordiosero pedía limosna en una esquina.
Tenía un sombrero en cada mano. Pasa un señor y le pregunta: ¿Por qué dos
sombreros?”. “No le tengo miedo a la crisis –contesta el tipo-. Abrí una
sucursal”.
En medio de la noche el marido se levanta
dormido de la cama. Le dice su señora. “Ya ni le hagas al sonámbulo, Eleuterio.
Esta tarde despedí a la muchacha”.
El médico le dice a la mujer que iba a dar a
luz: “Llamaré al papá de la criatura para que esté presente en el
alumbramiento”. “No creo que sea buena idea, doctor – se preocupa la
parturienta-. El y mi marido no se llevan muy bien”
Doña Galicurcia pensaba que cantaba muy bien. Un
día le reclama a su marido: “¿Por qué cada vez que empiezo a cantar te sales a
la calle?” “Responde él: “Para que los vecinos vean que no te estoy golpeando”.
¿En qué se parece un título profesional a un
condón? En dos cosas: te lo dan enrollado y al día siguiente no sirve para
nada.
Alguien le dijo a un argentino: “Cuando
perdieron ustedes la Guerra de las Malvinas…” “¡Momento, ché pibe! – lo
interrumpe el porteño-. No perdimos, quedamos subcampeones”.
“Señor: ¿Qué opina usted de la capa de ozono?”.
“Si se portó mal, estoy de acuerdo: que lo capen”.
Eric El Rojo, dice a sus feroces vikingos:
“Ahora sí, muchachos: a matar hombres y a violar mujeres. Y nadie se equivoque,
por favor, que luego la famita la cargamos todos”.
Vayan estos cortos cuentos como ejemplos de los
que se encuentran en el libro. Ojalá los disfruten.
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