Recordar es volver a vivir In memoriam Felipe Román López (1927 – 2020)

 Ana María Román Díaz

Biblioteca MV José de la Luz Gómez

Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia

Universidad Nacional Autónoma de México

México, D. F., C. P. 04510

Email: anacarlo@unam.mx


Es indudable que, al evocar sucesos pasados, vuelven a vivir en la memoria y nos hacen transmutarnos a otras épocas ya vividas, haciéndonos añorar la capacidad física que teníamos entonces para realizar los actos recordados.

Mi vida ha sido un largo peregrinar, lo que me obliga a pensar en que, realmente, no soy de aquí ni soy de allá.

Al recordar tantas anécdotas, quiero revivir la época en que viví en mi pueblo natal, Teloloapan, Gro., donde nací un 21 de abril de 1927 pero, radiqué ahí por 17 años a partir de 1952, ya como médico recién titulado, de la Generación 46-51 de la UNAM.

Cómo no recordar, en primer lugar, a mis padres: Adrián Román Cuevas y Reinalda López de Román, quienes con muchos sacrificios me enviaron lejos de su vera, para formarme profesionalmente.

Había pocos médicos en el pueblo que generalmente no estaban titulados pero que hacían lo posible por curar las heridas, fracturas, quemaduras, etc.

Los partos los atendían las comadronas o parteras empíricas. La que atendió a mi madre, cuando yo nací, cobró $50.00, porque fui niño, si he sido niña el costo sería menor.

Viví mis primeros años en Taxco, donde aprendí a leer a los 3 años de edad pues, me enseñó la Profesora María de la Luz Sánchez, que vivía con nosotros. A mis 5 años regresamos a vivir en Telo, donde la maestra puso una escuela primaria particular, a la cual asistí y, a los 8 años ya cursaba el 5° año de primaria.

Me tocó vivir la época en que el presidente de la República (Gral. Lázaro Cárdenas) implantó el sistema socialista en la enseñanza.

Por esa época fue a visitarnos el Dr. Alberto Román Cuevas, médico cirujano post-graduado en Francia y que, además fue Diputado Constituyente y Jefe del Depto. De Salubridad en la ciudad de México. Era hermano mayor de mi padre y lo convenció de que ahí yo no progresaría como debería hacerla y que era mejor que estudiara en la ciudad de México y él se ofreció a ser mi tutor y alojarme en su casa.

Nos trasladamos, mi tío y yo, a México y.… ¡Oh sorpresa!, su familia no me aceptó, diciendo que: quién se haría cargo de llevarme y recogerme de la escuela, alimentarme y arreglar mi ropa, etc. Mi tío, en vez de regresar con mis padres, decidió llevarme a Toluca con mis abuelos maternos (Manuel López y Luz Flores), quienes vivían con un hijo y 3 hijas que eran maestras de primaria. Ahí me aceptaron y desde 1936 viví con ellos hasta 1945 en que terminé la Preparatoria y me traslade a México, para ingresar a la Escuela de Medicina de la UNAM.

En Toluca ingresé a la Escuela Primaria Federal "Amado Nervo", exclusivamente para varones, donde me colocaron en 3er. Año, por mi edad.

El cambio a Toluca fue muy agresivo. Llegué a un medio muy hostil, pues fui el patito feo, el provinciano que tenía que compartir con niños que se creían lo máximo por ser de la ciudad y, la mayoría me agredía física y verbalmente y yo, que no me dejaba, tenía que pelear con muchos, los que, por ser más altos y expertos en golpear, me ganaban pues, no estaba yo acostumbrado a boxear.

El Profesor también me agredía pues, por llamarme Jesús Felipe Román López, me decía: "nomás porque se cansaron tus papás no te pusieron más nombres, verdad". Yo le explicaba que Román era mi apellido y, desde entonces decía que me llamaba Felipe Román.

En 4° año tuve como maestra a la Profa. Lidia Silva, que me trató con afecto y respeto, pero, los compañeros me trataban igual de despóticamente y solo tuve un amigo: Sergio Jardón.

Recuerdo que nuestros libros de texto se llamaban SIMIENTE y cantábamos LA INTERNACIONAL al entrar a clases.



Al pasar al 5° año tuve la suerte de que se instituyó la enseñanza mixta y mi tía, la Profesora María Elena López que era maestra del 5° año en la Escuela "Ignacio Manuel Altamirano", de niñas, me preguntó si quería cambiarme de escuela, lo que acepté de inmediato, cansado ya de pelear y de las agresiones de los toluqueños.

En la IMA mi vida cambió radicalmente. En el salón estábamos 5 varones con 25 niñas, las que nos recibieron amablemente y pronto todos nos hicimos amigos.

Mi promedio escolar subió espectacularmente, teníamos profesora de deportes y yo ingresé en todos: voleibol, pista y campo, carreras de velocidad, saltos de altura y longitud, etc.

Dos de mis compañeros (mis grandes amigos) eran hermanos: Amancio y Carlos Arzate Peñaloza. El primero tocaba la guitarra y Carlos cantaba con hermosa voz de tenor, lo que me impulsó a querer cantar y tocar la guitarra. Uno de mis tíos, Eduardo López, me proporcionó una guitarra y me puso en contacto con su profesor, el que me dio clases y me enseñó a tocar música clásica.

En 6° año éramos los héroes del grupo, cantando y tocando la guitarra y, además buenos deportistas.

La amistad con las compañeras fue increíble y tuve mi primera novia:

Ángeles Nieto Zárate, hermosa niña, 2 años mayor que yo, que no sé por qué me aceptó pues, ella tenía muchos pretendientes y duramos de novios, con intervalos, hasta que entré al segundo año de medicina.

Tuve 10 de promedio escolar y eso me permitió aspirar a entrar al Instituto Científico y Literario, escuela elitista de grupos pequeños y maestros muy exigentes, donde cursé el Bachillerato de Ciencias Biológicas, que me dejó muy gratos recuerdos pues, tuve muchos amigos entre los deportistas (estuve en varios equipos) pero, mi relación con los demás alumnos siempre fue muy distante.

Egresado en 1945 del ICLA de la ciudad de Toluca, Estado de México, ingresé a la Escuela Nacional de Medicina de la UNAM en 1946, junto con varios de los compañeros toluqueños.

Pude haber seguido en la ciudad de México mi carrera hospitalaria, pero estuve consciente de que mis padres merecían compartir mi profesión y, por eso, me fui a ejercer en Teloloapan, como todólogo, adaptado a la época y al sitio donde me tocó vivir.

Fui médico de consultas mediante fichas canjeables sindicales, de los maestros de la zona, antes del ISSSTE, después responsable del servicio subrogado del ISSSTE y, al final, gracias al apoyo de los maestros, tramitamos el establecimiento de la Clínica, donde trabajé algunos meses, antes de renunciar para venir a trabajar en el IMSS de la Ciudad de México.

Fui director suplente del Centro de Salud de la SSA, miembro del patronato pro-construcción del centro de salud con hospital, después cirujano de dicho Centro, Director y jefe de Jurisdicción Sanitaria, con 4 centros de salud a mi cargo

Logré darle prestigio al centro de salud, donde hice bastante cirugía, con la idea de llegar a tener una institución de segundo nivel, pues no quería conformarme con ser director de un centro de primer nivel, ya que la cirugía era mi afición y ahí subrogué la cirugía del ISSSTE y de la CFE, a mi cargo. También renuncié, cuando vine a México, D: F:

Fui médico del servicio eléctrico “La Suriana” por varios años, hasta que renuncié en 1968.

Formé parte del Consejo Consultivo del Banco de Comercio (primer Banco que hubo en Teloloapan).

Fui profesor en la escuela secundaria diurna “I.M.A.”, donde impartí biología y adiestramiento en enfermería. Fui profesor de biología en la Escuela secundaria nocturna “Justo Sierra”, fundada por el Prof. Delfino Rendón Rojas.

Fui presidente de la Junta de Mejoramiento Moral, Cívico y Material en 1954.

Miembro del Club de Tiro y Caza “Caracal”, por varios años.

Miembro activo del Club de Leones, del que fui presidente en 2 periodos.

Fui fundador de la Sociedad Médica de Tierra Caliente “Dr. Alfonso G. Alarcón” y de la sociedad médica de Teloloapan, de la que fui presidente en 2 ocasiones. Ambas sociedades médicas afiliadas a la Federación Médica del Estado de Guerrero, de la que fui secretario de conflictos y miembro de la Comisión de Honor y Justicia.

Fui miembro de la Sociedad Guerrerense de Salud Pública.

También fui presidente municipal de mi pueblo en 1962, del que salí por la desaparición de poderes en el Estado, durante el gobierno del Gral. Raúl Caballero Aburto.

También fui médico legista y legista de tránsito, por algunos meses.

El mayor de mis hijos, Luis Felipe nacido en el D: F., falleció aquí, pero está sepultado en el panteón municipal de Telo, junto a la tumba de mi padre.

Nuestros 5 hijos que viven nacieron en Teloloapan, porque Celia, mi esposa, no quiso ir al D. F: a dar a luz y, me dijo: “atiéndeme tú pues veo que lo haces muy bien con muchas clientes”. Así que yo atendí a mi esposa en los 5 partos siguientes, que nacieron en la mesa de expulsión que tenía en el Consultorio.



Mis hijos: Tere, Enrique, Carlos, Ana y Rafa, fueron la causa principal que me obligó a salir de Telo, para trabajar en México, a fin de que pudieran hacer carreras profesionales. Llegamos en 1969 y yo conseguí empleo en el IMSS. Gracias al gran esfuerzo de mi esposa, todos son profesionales, egresados de la UNAM y otras universidades particulares (ISEC e ITAM), varios tienen Maestrías y varios posgrados.

Tengo 12 nietos, la mayoría ya titulados y 2 con Maestrías y, finalmente 6 bisnietos, que coronan mi tribu.

Toda mi familia tuvo la fortuna de ser acompañada de mi esposa Celia (Díaz de Román), quien realmente quiso a Teloloapan, donde desempeñó diversas funciones sociales, siempre deseando el bien de su familia, de sus amistades (tuvo muchas) y de su pueblo adoptivo, lo que compartimos por casi 50 años de matrimonio.


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