José l. Collazo, artífice del proyecto constructivo de la Escuela Nacional De Agricultura y Veterinaria en 1880

Rodrigo Merino Barba
Edificio Histórico de San Jacinto - UNAM
romerino@unam.mx
El presente artículo es un resumen de la ponencia que se impartió en el Segundo Coloquio de Mexicano de Historia de Construcción, en la ciudad de Mérida, Yucatán, en octubre de 2016.
La historia de la arquitectura y de sus principales actores en el siglo XIX ha sido tema de estudio en diferentes sectores del conocimiento, sin embargo se presenta una área de gran importancia para valorizar a los arquitectos que murieron a temprana edad; uno de estos personajes fue José Luis González-Collazo Villanueva, mejor conocido como José L. Collazo (1850-1897).
El objetivo de este trabajo es dar a conocer brevemente la vida y su  edificio emblema que fue la Escuela Nacional de Agricultura y Veterinaria (ENAV). Esta construcción fue auspiciada por el Ministerio de Fomento Colonización Industria y Comercio, debido a que formaría a los profesionales que manejarían los recursos agrícolas y ganaderos del país.
José L. Collazo
José Luis González-Collazo Villanueva, nació en 1850 en Cuautla, Morelos, fue hijo del matrimonio de Luis González Collazo y de Guadalupe Villanueva. En 1883, a los 33 años se casó con Josefa Terroba en la Ciudad de México, se sabe que durante su vida profesional y como hombre de su época ejerció diferentes actividades: diseñador de monumentos, inventor, empresario de bienes raíces y constructor de edificios.
Obtuvo el título de Ingeniero Arquitecto en 1878 en la Academia de San Carlos, con el proyecto “Un Palacio de Recreo”, la primera construcción que realizó y de la cual se tiene noticia, fue publicada en el periódico La Voz de México (26 noviembre 1876), ahí se menciona que estaba edificando un mausoleo en el Panteón Francés.
El recién graduado José L. Collazo, pudo ingresar a la nueva burguesía del país, permitiéndole participar en los concursos para las nuevas edificaciones que se realizaban en la conformación de la nueva nación mexicana. Su primera gran obra fue en el mismo año en que se graduó (1878), resultando ganador para la realización del monumento a Hidalgo en la ciudad de Dolores Hidalgo, Gto., (Figura 1).
Fig. 1.- Proyecto de José L. Collazo a Miguel Hidalgo, que se edifico en la ciudad de Dolores Hidalgo, Guanajuato

En marzo de 1880, en varios medios impresos se publicó que el antiguo edificio de la Escuela Nacional de Agricultura y Veterinaria sería demolido para construir uno nuevo y que sería realizado por el ingeniero arquitecto José L. Collazo, situación que comentaremos más detenidamente en el siguiente apartado.
Para 1883, vuelve a ganar otro proyecto para la restauración de la fachada norte y el Aula Magna del Instituto Literario del Estado de México, actual Universidad Autónoma del Estado de México.
El 15 de octubre de 1887, los ingenieros José L. Collazo y Leopoldo Blanco, firmaron un contrato con el gobierno estatal, en la ciudad de Paso del Norte (actualmente Ciudad Juárez), para construir el edificio que albergaría la Aduana Fronteriza, Juzgado de Distrito, Administración del Timbre y Oficina del Telégrafo.
En 1888, dentro de la planeación de la Exposición Mundial de 1889, que se realizaría en París, Francia, participó junto con con los médicos veterinarios José de la Luz Gómez, José E. Mota, entre otros, en el grupo encargado del material a  exponer el área pecuaria de México.
Un año después como empresario de bienes raíces participó para la presentación ante el Ayuntamiento de Tacuba el proyecto para el fraccionamiento de los terrenos de la antigua Hacienda de la Ascensión, que colindaba con el poblado de Popotla, dando como resultado la colonia de Santa Julia.
En 1895, se le concedió la patente por la creación de un seismógrafo, que entre sus principales características fueron su bajo costo, fácil instalación y operación, mostrando la dirección del movimiento y la proximidad del sismo.
El Ingeniero Arquitecto Collazo, murió en 1897 a los 47 años de edad, siendo profesor de la asignatura de Construcciones Rurales, de la ENAV.
El edificio de la Escuela Nacional de Agricultura y Veterinaria
La ENAV, se instituyó en 1853, en el antiguo y céntrico Colegio Nacional de San Gregorio, que estaba hubicado en la antigua calle de Montepio Viejo, debido a que este edificio no cubría con las necesidades para las nuevas actividades escolares que requerían grandes áreas de cultivo y pastoreo fue necesario designar otra sede que debería contar con agua abundante; seis meses después, ya  en el año de 1854, se trasladaron a los terrenos que ocupó el antiguo y colonial hospicio de San Jacinto, que junto con su huerta y ranchos aledaños fueron comprados, alcanzando una extensión de aproximadamente 80 hectáreas (figura 2).
Fig. 2.- Plano de la Escuela Nacional de Agricultura y Veterinaria en 1858, realizado por Manuel Couto y Couto
Este hospicio se ubicaba a cinco kilómetros del centro de la Ciudad de México, en dirección al poblado de Tacuba, estaba franqueado por canales de agua, el Río Consulado y en parte de sus terrenos corría el Río Chico. Los primeros 25 años de la ENAV, transcurrieron en el antiguo edifico colonial de los frailes dominicos, años difíciles por las diferentes intervenciones extranjeras y las revueltas internas entre las fracciones de conservadores y liberales; fue hasta el periodo de la presidencia del general Porfirio Díaz, en el marco de las reformas de las Escuelas Nacionales que se le dio relevancia a los ingenieros y agricultores-veterinarios, que suministrarían los conocimientos a quienes administrarían los recursos naturales renovables y no renovables de la nación y que serían los motores de la economía del país.
El médico Gustavo Ruíz Sandoval fue director de la ENAV durante el periodo de 1877 a 1882 y coyunturalmente en 1879, fue nombrado jefe de la sección de agricultura y minería en el Ministerio de Fomento, al parecer fue en este periodo y con las relaciones del cargo político, cuando posiblemente se gestionó el proyecto del nuevo edificio, toda vez que se infiere como la posible fecha de inicio de la construcción en el año 1880. Lo relevante de este proyecto fue la edificación ex profeso para la Escuela Nacional de Agricultura y Veterinaria, teniendo en cuenta que esta nueva construcción debería adecuarse a las innovaciones en la enseñanza, debiendo de contar con instalaciones adecuadas para las actividades tanto teóricas y prácticas de los estudiantes de agricultura, veterinaria y agrimensura; de esta forma se convertiría en escuela modelo a nivel nacional. Hasta el día de hoy, no se ha encontrado la memoria constructiva y tampoco el proyecto original de la autoría de Collazo, solo se conoce el dibujo de la fachada sur que era la principal (Figura 3).
Fig. 3.- Dibujo de la fachada Sur de la Escuela Nacional de Agricultura y Veterinaria

Para entender la magnitud de este proyecto constructivo, se calcula que el edifico de la escuela ocuparía una superficie de 8,750 m
2, tendría un área construida de 4,500 m2 en la planta baja.
Las primeras noticias con relación a la construcción del edificio las encontramos en la obra México Pintoresco Artístico y Monumental (1883), en donde Manuel Rivera Cambas, dio una descripción general del estado en que se encontraba en ese entonces el claustro colonial:
Ese antiguo convento de San Jacinto, ha estado sirviendo para la Escuela de Agricultura sin sufrir más que ligeras reposiciones, y ha conservado su aspecto de antigüedad: corredores sombríos, anguloso y estrechos… hoy se está construyendo un nuevo edificio y desde luego se ha habilitado para comedor uno de los salones… pronto habrá una nueva localidad que servirá para la dirección y todo indica que el vetusto edificio en que posaban los misioneros dominicos que iban para Filipinas o venían de aquellas islas, va a cambiar completamente.
Ese mismo año, el 1 de marzo de 1880, la Revista Científica Mexicana publicó:
La escuela de agricultura de México.- Parece ser un hecho que el Supremo Gobierno ha decidido que el edifico que ahora ocupa la Escuela N. de Agricultura sea demolido, para construir en su lugar otro, teniendo en cuenta las necesidades peculiares del establecimiento. El proyecto ya formado por el Sr. Ingeniero D. José L. Collazo, está concebido según un plan grandioso, conciliando las exigencias científicas con el más puro sentimiento artístico. Parece que se encuentra dicho proyecto en víspera de ser puesto en ejecución; en efecto se acopian ya los materiales necesarios; se ha montado una máquina de hacer ladrillos que puede fabricar 10,000 diarios; se montará próximamente otra que dará aun mayor número; se construyen los hornos para la quema de los ladrillos, y se hacen, en fin, todos los preparativos conducentes.
En la cita anterior, sobresalen dos puntos, por un lado las cuestiones técnicas que requería el nuevo edifico, de tal forma se buscó aprovechar el terreno arcilloso y el agua con la que contaba la escuela para instalar una máquina para la realización de ladrillos. Por otro lado el espíritu científico de la época en dónde se dio prioridad al desarrrollo del conocomiento y de la ciencia en ese sentido, se tenía la idea de los requerimientos de la disciplina, por los que se percibe las áreas destinadas a funciones específicas, como podrían ser salones de clases, laboratorios, bibliotecas, etc. Una escuela de tal importancia justificaba una nueva construcción y la gran dimensión del proyecto, además de considerar que dos años antes ya se tenía una población estudiantil de 78 alumnos.
Mediante el análisis de los planos de la época de los terrenos de la Escuela, se sabe que la primera etapa construtiva del edificio fue anexo del edificio colonial, se infiere que ya terminada esta etapa, se procedería a demoler la construccion colonial y así continuar con la segunda etapa constructiva para completar el proyecto, situación que nunca ocurrió, ya que sólo se erigió el edificio del lado oriente y el pórtico.
Para 1900, la obra avanzaba lentamente, pero también se menciona que el Ing. Rafael Barba, Director de la ENAV, había gestionado ante la Secretaría de Justicia e Instrucción Pública, una subvención para continuar con la obra constructiva.
En 1913, en los Anales de la Asociación de Ingenieros y Arquitectos de México, se publicó un informe realizado en 1911 por el Ingeniero Alberto J. Pani, que fue solicitado por la Secretaría de Fomento, Colonización e Industria, documento extenso el cual hace una descripción detalla de las condiciones en la que se encontraba el edificio en ese año:
los pisos de madera; por desgracia se encuentran estos, en algunos Dormitorios y Clases, en tan ruinoso con las juntas muy abiertas y, en muchos sitios, la madera ya apolillada,…
Los demás elementos de la construcción (muros, cielos, etc.) dan lugar también a reproches semejantes, pues además de la humedad que ha invadido los muros de algunos locales, según se dijo antes…
Baños.- constan de ocho regaderas, de las que solo dos son de presión; las otras además están desarregladas.
Las necesidades actuales y futuras de la Escuela, implican la reforma radical del Edificio Principal y la creación de otros pabellones nuevos, no creo que deba pensarse en una obra de simple adaptación de la parte vieja de aquel Edificio, porque, además de ser ésta demasiado costosa, no podría corregir, por bien proyectada que estuviera por todos los defectos de que adolece; Así, pues, la solución que examinamos consistiría, entre otras cosas, en derribar la parte vieja del Edifico Principal, reedificándola según el plan arquitectónico iniciado en la parte nueva [proyecto de Collazo] con las modificaciones y aplicaciones necesarias a fin de destinar el edificio completo resultante a Clases, Dirección, Secretaría, etc…
En este informe se aprecia que la parte sobreviviente del edificio colonial estaba en peores condiciones y la solución en este momento histórico era derribarla y continuar con el proyecto de Collazo con las adecuaciones necesarias de acuerdo a las nuevas necesidades.
En diciembre de 1914, la ENAV cerró sus puestas por no existir las condiciones políticas y económicas para continuar con sus actividades escolares. Se reabrió en 1916, en el predio colindante de la Merced de las Huertas; sin embargo el edificio insignia fue ocupado consecutivamente por la Academia del Estado Mayor 1917-1920, Escuela Nacional de Agricultura 1921-1923, Escuela Normal de Varones 1923-1924, Escuela Nacional de Medicina Veterinaria 1924-1928, Escuela Nacional de Maestros Constructores 1932-1938, Escuela Nacional de Medicina Veterinaria y Zootecnia 1938-1955, Internado de alumnos varones de le Escuela Nacional de Maestros 1955-1960, Secundaria Anexa a la Escuela Nacional de Maestros 1961-1965, Secundaria No. 96, Dr. Enrique Herrera Moreno 1966-2010. Actualmente la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM, ha empezado a restaurarlo para así iniciar una nueva etapa retornando la vida académica veterinaria a este edificio.
Para 1986, la Dirección de Arquitectura y Conservación del Patrimonio Artístico Nacional del entonces Instituto Nacional de Bellas Artes, lo incluye en el catálogo de monumentos artísticos ya que se consideró que era un inmueble de calidad y valor relevante; y en 1992 el Instituto Nacional de Antropología e Historia lo incluye como edificio histórico en el catalogo nacional de bienes inmuebles.
Tras la recuperación del edifico por la UNAM en el 2010, se inició el proyecto de recuperación del edifico y debido a que no se contaba con los planos originales, se procedió a realizar un levantamiento arquitectónicos de cada una de sus plantas.
La veterinaria en general y la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM, es una profesión e institución universitaria de tradición, viéndose a través de los diferentes procesos históricos desde su instauración como nueva profesión en México, siendo la Antigua Escuela Nacional de Agricultura y Veterinaria, un referente a nivel nacional y de América, actualmente conocida como la casa de los veterinarios, teniendo la intención y necesidad de rescatar el edifico y recuperar su vocación original.

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