El Canto Gregoriano



Alejandro Tron Oribe


En el canto gregoriano también llamado monodia o canto llano, por ser cantado a una sola voz, tuvo sus orígenes en los cantos de las sinagogas judías, que de ahí pasaron a los cantos cristianos en la primera época. Cantos que eran los textos bíblicos como los salmos, antífonas etc. Estos eran trasmitidos en forma oral tomando en cuenta que no había una notación para la música. La notación era lo que se llama pneumas que eran escritas en tetragramas o sea de 4 líneas y los sonidos se representaban con pequeños cuadros.

La notación que hasta la fecha se utiliza fue inventada por un monje llamado Guido de Arezzo quien nació en la Toscana entre 991 o 992 y falleció en 1033.

Guido tuvo la idea de emplear la primera sílaba de cada frase para identificar las notas que con ellas se entonaban. El texto en latín de este himno rezaba así:

 El himno a san Juan Bautista.

Ut queant laxis,
Resonare fibbris,
Mira gestorum,
Famuli tuorum,
Solve polluti,
Labii reatum,
Sancte Iones



Guido de Arezzo denominó a este sistema de entonación solmisación (en latín, solmisatio), y más tarde se le denominó solfeo., Giovanni Battista Doni sustituyó la nota UT por DO, pues esta sílaba, por terminar en vocal, se adaptaba mejor al canto.

El nombre de canto gregoriano se debe en honor del sexagésimo cuarto Papa Gregorio Magno su papado fue de 590 a 604 a quien se le atribuye la recopilación de los cantos.

El canto gregoriano es un tipo de canto llano (simple, monódico, sin saltos: movimientos por grados conjuntos y con una música supeditada al texto) utilizado en la liturgia de la Iglesia Católica Romana, aunque en ocasiones es utilizado en un sentido amplio o incluso como sinónimo de canto llano. Siendo una evolución del canto grecorromano con influencias del canto galicano. Debe aclararse y entenderse que el Canto Gregoriano no es inventado por el Papa Gregorio Magno, éste ya existía desde hacía tiempo, pero el guía católico lo difunde y desarrolla dándole su nombre a este canto ancestral.

Desde su nacimiento, la música cristiana fue una oración cantada, que debía realizarse no de manera puramente material, sino con devoción o, como lo decía San Pablo: «Cantando a Dios en vuestro corazón». El texto era pues la razón de ser del canto gregoriano. En realidad el canto del texto se basa en el principio de que, según san Agustín, «El que canta bien, ora dos veces». El canto gregoriano jamás podrá entenderse sin el texto, el cual tiene prelación sobre la melodía y es el que le da sentido a ésta. Por lo tanto, al interpretarlo, los cantores deben haber entendido muy bien el sentido del texto. En consecuencia, se debe evitar cualquier impostación de voz de tipo operístico en que se intente el lucimiento del intérprete. Del canto gregoriano es de donde proceden los modos gregorianos, que dan base a la música occidental. De ellos vienen los modos mayor y menor, y otros cinco menos conocidos.

Las partituras del canto gregoriano están escritas en tetragramas
(a partir del trabajo de Guido d'Arezzo).

Tiene un ritmo libre (se guía por las sílabas largas del latín)

Es una plegaria cantada y la expresión de una religiosidad.

Es un canto monódico (solo 1 línea melódica) y a capella (sin acompañamiento), interpretado por voces masculinas. Las voces pueden estar en coro, ser del que oficia la misa o ser llevadas a cabo por un cantante profesional solista llamado schola.

Están escritos en latín, exceptuando la pieza del Ordinario de la Misa Kyrie Eleison, que está en griego.
Todas las piezas gregorianas son siempre modales, y dentro de los modos gregorianos o modos eclesiásticos existen 8 tipos.

Existen 3 estilos de canto gregoriano, que se clasifican dependiendo de la cantidad de notas diferentes que se cantan por sílaba. Cuando hay 1 nota por sílaba se llama estilo silábico, cuando hay de 6 a más tonos por sílaba se llama melismático y cuando hay alternancia entre canto silábico y melismático se llama canto neumático.

En el canto gregoriano, el género y la forma vienen definidos por el contexto (situación) donde se interpretan las obras.

En este tipo de canto, la línea melódica no es muy movible, es decir, no hay grandes saltos en la voz. Por lo regular la línea se mueve por segundas, terceras, cuartas o quintas. Es raro encontrar, por ejemplo, un salto de octava (por esto se le llama también canto llano).

No hay grandes adornos vocales ni muchas improvisaciones, se enfocan sólo a la música y líneas melódicas escritas y rara vez hacen los llamados "adornos musicales".

La gran mayoría de la música y los cantos gregorianos medievales eran anónimos, porque consideraban que las obras artísticas eran propiedad de la Iglesia y estaban al "servicio de la sociedad".

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